Diario de León

CAMBIOS EN LA MONARQUÍA

La declaración del Rey

Felipe VI muestra sus intenciones en la primera semana de su reinado: combina actos innovadores como una reunión con homosexuales y un discurso en catalán con las atenciones tradicionales a los militares y la Iglesia

El rey Felipe VI y la reina Letizia posan con el presidente de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, y la presidenta del Parlament catalán, Nuria de Gispert

El rey Felipe VI y la reina Letizia posan con el presidente de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, y la presidenta del Parlament catalán, Nuria de Gispert

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RAMÓN GORRIAGÁN | MADRID
León

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La primera semana de Felipe VI, además de ser trepidante por la acumulación de actos y audiencias, ha sido toda una declaración de intenciones de lo que va a ser su reinado. Innovador respecto a su padre, pero sin rupturas con la tradición monárquica. En estos siete primeros días recibió a una representación de las organizaciones solidarias con la gran novedad que por primera vez los colectivos homosexuales pisaron moqueta del palacio de El Pardo, donde al anterior régimen les incluyó en la ralea de vagos y maleantes. Dos días después, viajó a Girona, donde se despachó un discurso en buena parte en catalán. Dos gestos impensables en don Juan Carlos, que nunca tuvo contacto con el mundo gay y que en catalán nunca pasó de las frases de compromiso o la lectura de algunos párrafos.

Don Juan Carlos también escogió Cataluña para uno de sus primeros viajes por España, pero la lengua de Salvador Espriu y Josep Plá no fue el idioma vehicular de aquel periplo, en el que pudo palpar las incipientes reivindicaciones autonomistas, muy lejos del desafío soberanista que ahora está sobre la mesa. El ex jefe del Estado, todo hay que decirlo, se movía en aquel febrero de 1976 constreñido por los guardianes del franquismo con Carlos Arias Navarro como cancerbero mayor al frente del Gobierno.

De aquella gira han pasado 38 años, y don Felipe ahora tuvo que templar gaitas, demostró que sigue con atención la evolución de los acontecimientos, pero que no puede intermediar entre unos y otros. Su papel constitucional es el de arbitrar y, en lo político, a lo sumo puede engrasar los contactos.

Es Rey de España y el camino, dijo, tiene que ser la unidad con el respeto a todas las sensibilidades. Un planteamiento que no irritó a nadie, pero que tampoco satisfizo a todos

Si llamativa fue la inclusión de los colectivos homosexuales en la recepción en el palacio de El Pardo a las organizaciones civiles solidarias, con cuyos representantes departieron, más la Reina que el Rey, según los presentes en la recepción, tampoco es desdeñable que Felipe VI escogiera como primer acto de su reinado fuera de la Zarzuela una reunión con las asociaciones de víctimas del terrorismo. Todo un símbolo de sus prioridades.

El Rey combinó estos gestos novedosos con actos enraizados en lo más clásico de la tradición monárquica en España y de la Jefatura del Estado. Recibió en sus primeros días de reinado a los máximos representantes de todos los poderes del Estado; presidió un solemne acto castrense, un saludo de los tres Ejércitos y la Guardia Civil en el Palacio Real; y no dejó sin atender el flanco cultural con una reunión con los presidentes de las reales academias.

Su primer viaje al extranjero será este lunes al Vaticano. En esto también se diferencia de su padre, que escogió Estados Unidos y América Latina para estrenarse por el mundo. Don Felipe quiere dejar claro que la laicidad que presidió su proclamación, sin biblias, crucifijos ni misas, no está reñida con el catolicismo de la Corona.

La Reina, entretanto, siguió el papel subordinado que protagonizó doña Sofía con don Juan Carlos, y sus actividades en solitario en estos primeros día se resumen en la inauguración de un exposición de El Greco en el museos del Prado. La próxima semana asistirá al acto conmemorativo del 150 aniversario de la fundación de la Cruz Roja en España. Quienes la conocen de cerca apuntan, sin embargo, que esto será así en los primeros tiempos porque doña Letizia aspira a tener agenda propia más allá de los actos institucionales y protocolarios inherentes a su condición de Reina. Si la primera semana ha sido intensa, la segunda no lo será menos.

La agenda de la Casa del Rey está plagada de actos que protagonizarán en solitario los Reyes, sin participación alguna de don Juan Carlos y doña Sofía, los únicos miembros de la Familia Real que podría aligerar su actividad. Además del viaje al Vaticano, viajarán a Valladolid para entregar los premios nacionales de innovación y diseño, y el Rey irá a Zaragoza a una entrega de despachos en la Academia General Militar.

 

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