Diario de León

Papel protagonista

A Pedro Sánchez le toca demostrar de qué es capaz.

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paula de las heras | madrid
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Cualquier miembro del PSOE que haya compartido equipo con Pedro Sánchez (Madrid, 1972) a lo largo de la última década utiliza una misma palabra para definirlo: «trabajador». Saber qué tipo de líder será de ahora en adelante es, por lo demás, complicado porque nunca le ha tocado liderar nada. El hasta hace poco desconocido diputado madrileño, mero portavoz en la comisión para el estudio del cambio climático, es doctor en Economía y profesor de Estructura Económica e Historia del Pensamiento Económico en la universidad privada Camilo José Cela y tiene una amplia experiencia en política, pero siempre ha ocupado papeles secundarios.

Militó en Juventudes como uno más. Fue asesor de Bárbara Dürkhop, la viuda de Enrique Casas, en el Parlamento Europeo y concejal en el Ayuntamiento de Madrid de 2005 a 2009. Y, desde aquella época, ha participado en más de diez comités electorales a las órdenes del primer secretario de Organización y luego vicesecretario general, José Blanco, o en la última Conferencia Política, bajo al batuta de Ramón Jáuregui. Casi todo lo ha hecho entre bambalinas. Y nunca nadie le dio la oportunidad de intentar ir un paso más allá.

En la mañana del 5 de febrero de 2012, recién elegido Alfredo Pérez Rubalcaba en el 38 Congreso, Sánchez desapareció. Tampoco tenía un hueco en el Congreso de los Diputados. Ese día decidió que era el momento de dejar la política. Se hizo autónomo y empezó a trabajar como asesor en proyectos internacionales. Fue también en ese periodo cuando se sacó el doctorado. Pero su vida volvió a dar un giro. A principios de 2013 le ofrecieron volver a la cámara baja, en la que había entrado también de rondón en 2009 al renunciar al escaño el ex vicepresidente económico, Pedro Solbes.

Sánchez se lo pensó. Y consultó con su familia (tiene mujer y dos hijas). Y como el bicho de la política le seguía picando dijo sí.

En diciembre un puñado de dirigentes le animó a dar el paso para ir a las primarias nacionales. Remaba contracorriente. Pero seguro de sí. No podía pensar entonces que las carambolas de la batalla orgánica acabarían dándole el apoyo de la mayoría de los aparatos. Ahora le toca demostrar de qué es capaz.

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