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asamblea socialista en zaragoza

Promesas, ruegos y algo de Podemos en el cara a cara de Sánchez con su gente

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, saluda durante la inauguración del ciclo de Asambleas Abiertas que se ha celebrado en Zaragoza.

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EFE / Zaragoza - Isabel Poncela

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Ante 400 personas con ganas de preguntas se ha estrenado hoy el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en la ronda de asambleas abiertas que ha organizado su partido por España y en la que, si siguen la tónica de la de Zaragoza, le tocará hacer promesas, atender ruegos y, quizá a su pesar, hablar de Podemos.

Sánchez ha elegido Zaragoza para organizar la primera de estas asambleas abiertas, que le llevarán a él mismo y a otros altos dirigentes de su partido por España, se espera que al menos a todas las provincias, para enfrentarse a las preguntas de ciudadanos en encuentros en los que, por lo visto hoy, participan sobre todo militantes socialistas.

Un público al que tiene ganado, por lo que puede parecer que juega con ventaja. Pero no ha sido exactamente así, porque Sánchez ha tenido que enfrentarse a algunas preguntas no demasiado cómodas, aunque ha salido al paso con algunas evasivas y discursos que ya ha utilizado en alguna otra ocasión. También ha recibido algún piropo.

Como cuando le han preguntado por Podemos, la formación de Pablo Iglesias, en dos ocasiones. En esta tesitura ha asegurado que el PSOE no quiere aprovecharse de la frustración de los ciudadanos y ha insistido en que a los socialistas nadie les gana en ganas de cambiar las cosa y de limpiar de corruptos el Estado democrático. Tras eso, aplausos.

Ha comenzado asegurando que para cambiar la política es importante pasar de los monólogos a los diálogos, y también que los proyectos más robustos son los que parten de la deliberación, como la de hoy, no de despachos cerrados.

Y ya él mismo y su público han ido al grano. En el capítulo de las promesas, una para ampliar y aplicar la ley de Memoria Histórica, otra para reformar la de Educación, otra más para implantar una fiscalidad más justa, en la que paguen más quienes más tienen, y aún otra para atajar las idas y venidas de los cargos públicos a la empresa privada y viceversa.

Ha sido tajante al respecto: "Voy a cerrar las puertas giratorias a todos los ministros y secretarios de Estado". Y cuando él acabe su ciclo, lo tiene claro: volverá a dar clase a la Universidad.

También ha habido cabida a las promesas de regeneración y una mención especial a la Casa Real, puesto que Sánchez estima que España necesita una Monarquía "diferente, más transparente y ejemplar".

A raíz de ello, y en respuesta a los dos o tres ciudadanos que le han preguntado por la Constitución, ha asegurado que su intención es acometer el proyecto de reforma, cambiar la ley electoral para incluir las listas desbloqueadas, que no abiertas; reducir "a la mínima expresión" los aforamientos o, incluso, acometer la revisión del Concordato.

Para el secretario general del PSOE, el Estado español es lo "suficientemente maduro como para canalizar el hecho religioso" a través de una ley "sin enfrentismos".

Pedro Sánchez está convencido de que podrá cumplir estas promesas, y también, porque lo ha dicho, que será presidente del Gobierno en 2015.

Para ello, antes tendrá que superar unas primarias de las que se ha mostrado acérrimo defensor, quizá porque fue gracias a unas de ellas, abiertas a toda la miliancia, por lo que ahora es el secretario general del primer partido de la oposición.

Ha hablado de Cataluña y de Escocia, pero no ha variado mucho su discurso del pronunciado esta mañana en la rueda de prensa que ha convocado para hablar de la situación en el Reino Unido.

Pero se han formulado más preguntas, todas de un minuto para facilitar un formato dinámico, en clave pasada o con la vista puesta en el futuro: el derecho a trabajar, la privatización de los registros civiles, acabar con el hambre, las eléctricas, el rescate a la banca, la custodia compartida, las trabas a la cultura, la ley de lenguas de Aragón o el relevo en la alcaldía de Zaragoza, que le ha servido a Sánchez para alabar con cariño el trabajo de Juan Albero Belloch, que ayer anunció que renuncia a repetir.

Tras más de hora y media de intercambio, en la que ha llamado por su nombre a todos los interpelados, Sánchez ha abandonado sonriente el moderno edificio donde le han arropado muchos viejos conocidos del socialismo aragonés.