Diario de León

Felipe VI cimenta la regeneración monárquica en sus primeros cien días

El jefe del Estado se presenta esta semana a la comunidad internacional en la ONU.

Los reyes en la inauguración del curso la semana pasada en la provincia de Orense.

Los reyes en la inauguración del curso la semana pasada en la provincia de Orense.

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paula de las Heras | madrid
León

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Era difícil que la fecha fuera redonda, pero el rey Felipe cumplirá prácticamente sus cien días de reinado -a falta de 72 horas- en un lugar cargado de simbolismo, la Asamblea de la ONU. A lo largo de la próxima semana y hasta mediados de la siguiente, tendrá lugar en Nueva York, como todos los años por estas fechas, la apertura del periodo anual de sesiones que reúne a mandatarios y gobernantes de los 193 países miembros. España quiere aprovechar para dar un impulso definitivo a su candidatura al Consejo de Seguridad, el principal órgano de decisión de Naciones Unidas, durante el bienio 2015-2016. Es una batalla reñida frente a Turquía y Nueva Zelanda. Así que la tarea del monarca, encargado de pronunciar un discurso que en otras ocasiones ha recaído en el presidente del Gobierno de turno y sólo en tres a su padre, don Juan Carlos, no es menor.

Más allá de los resultados concretos en la votación, que tendrá lugar en octubre y que sin duda dependen de otros muchos factores, la cita resulta clave para contribuir a la tarea que, desde el mismo día de su proclamación, el 19 de junio, se impuso don Felipe: renovar la imagen de la corona y recuperar la credibilidad perdida por la institución en unos años de severa crisis que han hecho mella en la moral de los españoles y han dinamitado su capacidad de indulgencia frente a los deslices y agravios de quienes, supuestamente, debían aportar soluciones.

La ONU es, según fuentes diplomáticas, como «la presentación en el templo», su puesta de largo en la escena internacional y una oportunidad de demostrar sus capacidades como agente principal de la ‘marca España’. En Nueva York tendrá ocasión de relacionarse con dirigentes mundiales y está previsto que mantenga encuentros bilaterales aún por concretar. Sí se sabe que acudirá a la recepción que ofrecerá el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en el Hotel Waldorf Astoria en vísperas de la sesión inaugural.

Si las cosas salen bien, será, en todo caso, un mero paso en un camino que, desde la Zarzuela, se advierte largo. Las encuestas publicadas a lo largo de estos meses en diversos medios apuntan a que la sucesión de don Juan Carlos ha sido recibida como positiva por la sociedad y eso ha hecho respirar aliviadas a las más altas instituciones del Estado porque, a pesar de que en muchas conversaciones discretas, se admitía que la abdicación empezaba a parecer la salida más conveniente para un rey terriblemente desgastado por los problemas de salud y los escándalos, existía vértigo a que el tiro saliera por la culata y a que, de la noche a la mañana, estallara en España el debate sobre Monarquía o República.

No ha sido así. Las manifestaciones iniciales pronto quedaron amortiguadas y, aunque esta misma semana se debatió en el Congreso de los diputados una moción del grupo Izquierda Plural en la que instaba al Gobierno a convocar un referéndum consultivo sobre la forma de Estado, ese incendio parece, de momento, controlado. Sin embargo, don Felipe ha heredado una institución deteriorada y es plenamente consciene de ello.

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