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El Gobierno agradece al PSOE su apoyo para frenar el reto soberanista

Sánchez se lamenta de ver a Rajoy cada vez más en contra de la reforma federal.

La vicepresidenta durante la sesión de control de ayer.

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alfonso torices | madrid
León

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El Gobierno agradeció ayer al primer partido de la oposición que en las horas previas a que Artur Mas convoque la consulta independentista en Cataluña -antes del sábado- el PSOE solemnizase durante una intervención en el Congreso su total cierre de filas con el Ejecutivo para impedir un referéndum que ambos consideran ilegal y que no tienen dudas de que el Tribunal Constitucional suspenderá.

Los socialistas, a través de su portavoz parlamentario, Antonio Hernando, dejaron claro su apoyo a los recursos de inconstitucionalidad que el Gobierno va a presentar en cuanto se publiquen en el boletín oficial catalán la ley de consultas y el decreto de convocatoria del referéndum para el 9 de noviembre y a las demás medidas que tenga que tomar el Ejecutivo contra cualquier otra iniciativa unilateral con la que los soberanistas catalanes puedan intentar «desbordar el marco constitucional por la vía de los hechos».

La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que fue su interlocutora en la sesión de control del Congreso, alabó el «sentido de Estado» de los socialistas, que describió como una muestra de responsabilidad, y agradeció su apoyo político sin matices al Ejecutivo para frenar cualquier desafío a la legalidad.

Pero, al tiempo que mostraban su total sintonía y decisión de frenar el referéndum independentista o cualquier otra derivada posterior del pulso al Estado, constataron con igual claridad que no tienen un solo punto más de coincidencia en cómo afrontar el día después del 9N, es decir, en como encauzar la grave crisis territorial e institucional declarada en Cataluña, que además amenaza con extenderse a otras autonomías, como Euskadi, según recordó el propio Hernando.

El portavoz del PSOE tiene claro que la nulidad del referéndum no va a desactivar lo que considera «un momento crítico» en la historia de España y que se impone que el Gobierno acepte sumarse a la propuesta socialista de una reforma limitada de la Constitución para convertir a España en un estado federal en el que puedan tener encaje las mayores aspiraciones de autogobierno de los catalanes.

La vicepresidenta, reiterando la doctrina repetida durante todo el verano por Mariano Rajoy, considera que en este momento «clave» no toca hablar de posibles reformas en la Constitución sino concentrarse en frenar el desafío soberanista de Mas e impedir la celebración de la consulta independentista.

El desencuentro vivido en el Congreso coincide con la impresión que el líder del PSOE sacó el lunes pasado tras el discreto almuerzo que mantuvo con Rajoy en La Moncloa. Pedro Sánchez, que ayer se entrevistó con Antoni Durán Lleida dentro de la ronda en la que explica a los portavoces parlamentarios su propuesta de reforma constitucional, confesó que cada día observa en el presidente del Gobierno «un mayor enrocamiento» en su negativa a debatir cualquier tipo de cambio en la Carta Magna y en la estructura territorial de España.

Tanto Sánchez como el portavoz de CiU en el Congreso coincidieron en describir la postura de Rajoy, contraria a abrir una salida dialogada al conflicto catalán, como «inmovilista» y señalaron que, en contra de lo que piensa el líder popular, su estrategia «no garantiza la unidad de España».

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