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El triste destino de los de Aznar

Mariano Rajoy es el único superviviente político de los gobiernos de 1996 a 2004, mientras Matas está en prisión y Rato y Acebes, imputados en casos polémicos.

El expresidente balear Jaume Matas, en una imagen de archivo.

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Nuria Vega | Madrid
León

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Fue la edad de oro del PP. Las dos legislaturas sucesivas de José María Aznar han sido siempre evocadas en el partido como aquellas en las que se obró «el milagro económico». Aún hoy quienes formaron parte de sus gobiernos, como el presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, se sienten orgullosos de «una magnífica época en la que se hicieron grandes cosas por España». Pero casi dos décadas después, la era Aznar, mitificada por antiguas y nuevas generaciones de populares, y apuntalada por la vieja guardia, se ha topado con los tribunales.

Las sospechas de desmanes, excesos y abusos cercan a quienes compartieron mesa en el Consejo de Ministros, y echan por tierra el mantra repetido por el ex presidente del Gobierno: «El PP es incompatible con la corrupción». Un repaso por las causas que se investigan en los juzgados refleja la complicada situación que atraviesa el partido a poco más de un año de las elecciones generales.

Esta misma semana, Rodrigo Rato, persona de la máxima confianza de Aznar y «el mejor ministro de Economía de la democracia» en palabras del fallecido Emilio Botín, se veía obligado a darse de baja temporal como militante por su implicación en el caso Bankia y el uso de las tarjetas opacas. De ser «don Rodrigo», el hombre que pudo heredar el partido, ha pasado a verse presionado por los barones del PP a irse por la puerta de atrás.

«El que la hace, la paga», repiten dirigentes y diputados populares en conversaciones formales e informales. En la mente de todos está Jaume Matas, ex titular de Medio Ambiente entre 2000 y 2003, buen amigo de Mariano Rajoy y presidente de Baleares en dos ocasiones. Desde julio duerme en la cárcel de Segovia por pagar con dinero público al periodista que le escribía los discursos y hacía panegíricos en sus crónicas. Sólo es la primera causa de la veintena que le aguardan en el caso Palma Arena, Nóos incluido.

La gran preocupación

Pero lo que más preocupa en la dirección del PP es el caso Gürtel, que junto al de las tarjetas opacas de Caja Madrid no da respiro. Se investiga si existió financiación ilegal en el partido y camina despacio, pero camina, como una apisonadora que deja al descubierto nuevos nombres. El último, el de Ángel Acebes, imputado por autorizar el uso de fondos de la supuesta caja B para comprar acciones de un grupo de comunicación afín al PP. Los populares confían en que el juez Ruz rectifique y envían mensajes de apoyo al que fuera su secretario general, sin superar la conmoción de una causa que no cesa.

No es el único exlíder de la formación que conocerá los despachos de la Audiencia Nacional. Lo hicieron como testigos los también antiguos vicepresidentes del Gobierno, Javier Arenas y Francisco Álvarez-Cascos. Todos estuvieron en los Ejecutivos de Aznar, todos fueron los números dos del PP en distintos momentos. El juez Pablo Ruz trata de esclarecer si conocían los presuntos tejemanejes de los tesoreros, Luis Bárcenas y Álvaro Lapuerta, bajo su mandato.

Los papeles de Bárcenas, al principio desdeñados y ahora temidos, han hecho tambalear los cimientos del partido. Ex ministros y altos cargos populares aparecen como receptores de sobresueldos sin declarar. Y se teme que la investigación judicial se convierta en una interminable ‘gota malaya’.

El jefe del Ejecutivo es prácticamente el único superviviente político del núcleo duro del aznarismo que se mantiene en lo más alto. Mariano Rajoy exhibió la herencia en su primera legislatura en la oposición, pero en 2008 rompió amarras. En el congreso de Valencia de aquel año se encontró con que los más fieles a su mentor trataban de moverle la silla tras dos derrotas consecutivas ante José Luis Rodríguez Zapatero. Pero pese al saludo frío de Aznar y el desplante encabezado por Esperanza Aguirre, arrasó, siempre gracias a sus compañeros valencianos.

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