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El ‘delfín’ de Carrasco en la sombra

Inició su carrera política como alcalde de Cuadros en 1991, pero su trampolín a la primera línea llegó con Isabel Carrasco, con la que cimentó una relación de lealtad. Con ella llegó al número dos de la Diputación y del PP leonés. Tras el crimen de la presidenta, él la sustituyó.

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León

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El día en que accedió a que Isabel Carrasco fuera la número dos de su candidatura para optar por cuarta vez a la Alcaldía de Cuadros comenzó su ambiciosa carrera como político en la primera línea del PP leonés a la sombra de su mentora. Corría la primavera de 2007 y hasta entonces Marcos Martínez Barazón (Sariegos, 1957) era funcionario del Juzgado de lo Social Número 3 de León y alcalde de un municipio de 2.000 habitantes en el alfoz de la capital: Cuadros, donde comenzó a regir los destinos de sus pueblos en 1991 y ahí sigue desde ese año hasta ahora de forma ininterrumpida.

El conflicto abierto entre el entonces alcalde de León, Mario Amilivia, y la presidenta provincial del PP sobre si éste debía o no concurrir como cabeza de lista al Ayuntamiento de León en 2007 propició la huida de Isabel Carrasco hacia su municipio natal (ella nació en Santibáñez del Bernesga) para conseguir formar parte de una corporación en la senda hacia su desembarco en la Diputación.

Con ella llegó a la institución provincial su ‘delfín’ al que agradeció así su gesto en las listas de Cuadros. Así comenzó a cimentarse una relación de lealtad inquebrantable entre ambos que llevó a Martínez Barazón a sus más altas cotas en su trayectoria política.

Paradadójicamente, el hombre de Carrasco también había sido uno de los últimos fieles a Amilivia en sus momentos más tensos con la jefa de filas de los populares leoneses, en las horas más bajas del que fuera alcalde de la capital. A él precisamente sustituyó como senador tras su renuncia al acta en otoño de 2007. Y de esta etapa vendríasu implicación en la operación Púnica. Con los pinchazos telefónicos, el nombre de Martínez Barazón fue uno de los primeros en salir por sus actividades presuntamente delictivas cuando era senador, en relación a la contratación de proyectos de eficiencia energética.

Tras jurar su cargo como presidenta de la Diputación, en julio de 2007, nombró al regidor de Cuadros como diputado de Cultura y responsable del ILC. En aquel momento Carrasco aún sustentaba sus decisiones al unísono con su hombre de confianza en el primer tramo de su mandato inicial, el vicepresidente segundo y el alcalde de Riello, Cipriano Elías Martínez, quien presidió esos cuatro años la mesa de contratación. Con el distanciamiento, primero, y la manifiesta mala relación, después, entre Carrasco y ‘Pano’, Martínez saltó al primer plano de la gestión provincial codo con codo con su ‘benefactora’.

En el siguiente mandato, la lealtad del alcalde de Cuadros tuvo doble premio: la vicepresidencia primera de la institución provincial y la coordinación general del PP leonés. Una auténtica mano derecha en los dos ámbitos de poder de Carrasco.

Pero el giro más inesperado y ‘doloroso’ de su vida, según él mismo ha confesado, estaría aún por llegar. Fue el 12 de mayo de este año cuando la presidenta fue asesinada. Tras la conmoción inicial, supo desde el primer momento cuál era su nuevo papel: hacerse con las riendas de la institución provincial.

Juró su cargo el día 30 de ese mismo mes, con Isabel Carrasco como guía en el trazado de su discurso, comenzaba el mandato del presidente número 56. «Seguiré la senda marcada, sin desviarme, porque cuando las cosas están bien gestionadas y hechas, es obligado seguir».

Inició entonces una vertiginosa agenda repleta de visitas a los pueblos, presencia en todo tipo de actos oficiales, romerías, fiestas tradicionales, ferias... Necesitaba cimentar su poder, que los leoneses visibilizaran quién era el nuevo presidente de la Diputación, también que su propio partido se diera cuenta de que él podía ser el nuevo líder.

Antes de las vacaciones de agosto, él y su grupo de colaboradores más estrecho (diputados provinciales) lanzaron un órdago con el que confiaban dar un golpe de efecto. En una reunión del comité ejecutivo, los presidentes comarcales firmaron un escrito dirigido al jefe de filas del PP en la Comunidad, Juan Vicente Herrera, para apoyar a Marcos Martínez como presidente provincial.

Esta operación activó de nuevo el descontento de sectores del partido, grupos que hasta ese momento esperaban acontecimientos, que aceleró la partida. Ante el aviso de tranquilidad por parte de Herrera, las vacaciones calmaron las aguas. A la vuelta, todo regresó. Martínez confiaba en ser presidente de forma inmediata, contaba con la mayoría del comité ejecutivo a su favor

Este fin de semana buscó y consiguió la foto con la secretaria general de su partido, María Dolores de Cospedal. Fue en la Reunión Interparlamentaria del PP celebrada en Murcia. Quería un gesto, lo logró; pero la alegría acabó ayer con la entrada de la UCO en su despacho... 151 días después de su llegada.