Podemos pone en jaque al bipartidismo y se convierte en la tercera fuerza política
Según el CIS el PP sufre un serio retroceso y el PSOE esboza un ligero repunte .
Podemos, sin ser aun un partido, sin programa y sin líderes oficiales, ha dado una patada al tablero político. Se ha convertido en la expresión del cabreo nacional y ya es la primera fuerza en intención de voto con apenas diez meses de existencia. El último barómetro del CIS concede a la organización que encabeza Pablo Iglesias un 17,6% de los sufragios, aunque cuando se calcula cuántos votos podría obtener si las elecciones fueran ahora se queda en un 22,5%, por detrás del 23,9% del PSOE y del 27,5% del PP.
A día de hoy es imposible predecir quién va a ganar las próximas generales. Un pronóstico que hace un año sin género de dudas apuntaba al PP. La encuesta del CIS realizada en plena tormenta de las ‘black card’ de Caja Madrid y la crisis del ébola, pero antes de la Operación Púnica, la imputación de Ángel Acebes o el pago en negro de 1,7 millones de euros para remodelar la sede del PP, refleja que Podemos sería el partido más votado, pero cuando se hace el cálculo de estimación de voto, la llamada ‘cocina’ del estudio, aparece en tercer lugar. A pesar de esta rémora técnica, la fotografía es nítida. La nueva fuerza política ha puesto en jaque el modelo bipartidista vigente desde las primeras elecciones democráticas de 1977. Un sistema en el que el PSOE solo ha tenido un rival, primero UCD, y después Alianza Popular y el PP, y que parecía inamovible.
Nunca en la reciente historia democrática ha habido una tercera fuerza que discutiera la hegemonía a los dos grandes. La ola de escándalos de corrupción que afectan a PP y PSOE, aunque con más virulencia al primero, el continuo descrédito de los líderes políticos y la desafección hacia los partidos han aupado a Podemos a esa posición. Los expertos, sin embargo, advierten que este sondeo, como otros, refleja un estado de ánimo de los ciudadanos en un momento concreto, en este caso del 1 al 13 de octubre, y no se le puede dar un carácter predictivo de lo que ocurrirá dentro de un año.
Hecha esta salvedad, Podemos crece sin parar. En julio tenía un 15,3% de estimación de voto, hoy tiene siete puntos más. Se alimenta de todos los caladeros de voto, pero IU es la gran perjudicada. El 44,4% de los votos que logró la coalición de Cayo Lara en las generales de 2011 iría a parar ahora al partido de Pablo Iglesias. También UPyD sufre una sangría a favor de Podemos que se haría con el 27,4% de sus votos. El 23,4% de los seguidores socialistas también emigrarían al nuevo partido. Y casi el 6% de los simpatizantes del PP se irían con Iglesias. Otro importante granero es el de los abstencionistas, el 15,5% de los que no votaron en noviembre de 2011 darían hoy su papeleta a Podemos, lo mismo que el 36,4% que se refugió en el voto nulo y el 18,5% del voto en blanco. En resumen, hay un respaldo transversal al partido de Pablo Iglesias que no tiene ninguna otra fuerza política.
Si la encuesta es excelente para Podemos, es bastante preocupante para el PP. Es el tercer partido en intención directa de voto con el 11,7%, una posición que nunca había ocupado antes. En su descargo, mantiene la primera posición en estimación de voto con el 27,5% de los sufragios, pero su diferencia sobre el PSOE es de apenas 3,6 puntos, la más estrecha desde las últimas generales.
El semblante de los dirigentes populares tras conocer el estudio describía muy bien su alicaído estado de ánimo, el de los socialistas era algo mejor, pero sin excesos. El PSOE cosecharía ahora el 14,3% en intención directa de voto, y recibiría el 23,9% de las papeletas si las elecciones fueran hoy. Un dato que implica una recuperación de 2,7 puntos respecto a julio pasado, aunque todavía está tres por debajo respecto a octubre del año pasado.
Llama la atención en este sentido el retroceso que han experimentado IU y UPyD en los diez meses de vida de Podemos. Han pasado de ser amenazas del bipartidismo a meros comparsas y han dejado ese papel en exclusiva al partido de Pablo Iglesias.