FUNERAL DE LA DUQUESA DE ALBA
Unas 2.000 personas asisten en la Catedral de Sevilla al último adiós a la duquesa de Alba
Más de 80.000 personas han pasado por la capilla ardiente instalada en el Ayuntamiento
Funeral para la duquesa de Alba. Unas 2.000 personas han llegado a la Catedral de Sevilla para dar el último adiós a Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba, XI duquesa de Berwick y 14 veces Grande de España. El último acto público ha empezado a mediodía, presidido por el cardenal y arzobispo emérito de Sevilla Carlos Amigo Vallejo. El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, también participa en el oficio religioso, al que asiste la infanta Elena en representación del rey y el ministro de Defensa, Pedro Morenés, en representación del Gobierno.
Amigo Vallejo ha destacado la generosidad de la duquesa de Alba y sus obras de caridad, que no siempre trascendían. "Ella sabía muy bien que de los pobres no se presume, se les ayuda y basta", ha asegurado durante el funeral en la Catedral de Sevilla, en el que ha alabado que la aristócrata, fallecida el jueves a los 88 años, "era noble de herencia, pero también noble, muy noble, de corazón".
Monseñor Amigo, muy cercano a la duquesa y que celebró el matrimonio de su hija Eugenia con el diestro Fran Rivera, ha recordado que Cayetana fue una mujer de "profundas convicciones religiosas" que las vivía con el carácter de la tierra que tanto quiso. Unos valores que resumió en "amor a la familia, a las tradiciones y de ayuda a los demás".
Ante una familia rota de dolor, especialmente el viudo Alfonso Díez y su hija Eugenia, el también cardenal ha destacado que "aunque no somos eternos, el amor no tiene fecha, y el tiempo podrá pasar pero el amor permanece", por lo que ha instado a los suyos a mantener vivo el recuerdo de la duquesa en sus corazones. "No busquéis restos de su memoria en ningún sitio del mundo, ella estará siempre viva en el recuerdo y en el corazón de quienes tanto la han querido".
El funeral solemne ante el altar del Jubileo de la Catedral - reservado para el arzobispo-- y con 20 concelebrantes ha estado presidido por la Infanta Elena, en representación de la Casa Real, mientras que por parte del Gobierno han asistido el presidente del Senado, Pío García Escudero, y el ministro de Defensa Pedro Morenés. Entre el resto de autoridades, el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, el consejero de Justicia de la Junta de Andalucía Emilio de Llera y la delegada del Gobierno en Andalucía Carmen Crespo.
Como ocurrió en la jornada anterior, con la capilla ardiente, cientos de sevillanos han arropado a la familia Alba durante el cortejo fúnebre que ha recorrido a pie los escasos 500 metros que separan el Ayuntamiento de la Catedral y ya dentro de la iglesia. El féretro con los restos mortales de la duquesa llegó escoltado por cinco coches con coronas de flores. En el que portaba el ataúd solo dos coronas: flores blancas de la Hermandad de Los Gitanos y rosas rojas con la dedicatoria de su marido "No sé si he sabido decirte lo que te quise, te quiero y te querré". Tras el coche, y rotos de dolor, los hijos y nietos de Cayetana de Alba, que alcanzaban a agradecer con gestos los aplausos de los ciudadanos concentrados a su paso.
Una vez concluida la ceremonia, la comitiva se ha dirigido hacia el cementerio para proceder a la incineración de los restos mortales de la duquesa. Por la tarde está previsto que la familia, en un acto intimo, entierre parte de los mismos en la iglesia de San Román, en una pequeña capilla ante la imagen del Cristo de los Gitanos. Allí quedarán depositadas en una capilla dedicada a la duquesa que podrá ser visitada por el público, según ha confirmado el Hermano Mayor de la Hermandad, José Moreno Vega.
El resto de las cenizas se llevará al panteón familiar que la Casa de Alba tiene en el convento de la Inmaculada Concepción de Loeches (Madrid), donde están enterrados los dos primeros maridos de la duquesa, así como sus antepasados.
Unas 80.000 personas han pasado frente al féretro en la capilla ardiente, arropado por una ingente cantidad de coronas y ramos de flores y muestras de cariño y respeto desde todos los sectores de la sociedad española, como instituciones públicas, entidades sociales o culturales y demás personalidades. Entre éstos, se ha visto la corona de flores remitida este viernes por la cantante Isabel Pantoja, que entraba este viernes en prisión; además de la enviada por el cantante Alejandro Sanz y su familia, el actor Antonio Banderas o los humoristas sevillanos Los Morancos.