Diario de León

La demanda de paternidad a don Juan Carlos abre otro frente judicial a Felipe VI

El Tribunal Supremo admite las pruebas aportadas por la belga Ingrid Sartiau.

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mateo balín | madrid
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Cuando aún resuenan los ecos del enjuiciamiento a la infanta Cristina por el caso Nóos y su negativa a desprenderse de los derechos sucesorios pese a las presiones del Gobierno y de la oposición, un nuevo y complejo frente judicial se abrió ayer para la Casa Real y el rey Felipe VI, en particular, en la figura de su padre, don Juan Carlos.

El Tribunal Supremo admitió a trámite una de las dos demandas de paternidad presentadas contra el ex jefe del Estado, la de la ciudadana belga Ingrid Jeanne Sartiau, de 49 años. El pleno de la Sala de lo Civil entiende que concurren los requisitos legales para conocer la filiación parental de la demandante y da 20 días a la defensa del monarca saliente para presentar alegaciones antes de decidir si debe de realizarse la prueba de ADN, como reclama la denunciante.

Tras cuatro horas de debate, los 12 magistrados de la sala no tuvieron dudas y admitieron la demanda de filiación de Ingrid Jeanne Sartiau pese al informe contrario de la Fiscalía del Supremo. Dos de los documentos clave fueron una prueba testifical de noviembre de 2012 ante un notario belga de la madre de la demandante, Liliane María José Ghrislaine Sartiau, ya fallecida, en la que aseguraba que don Juan Carlos era su padre, y una carta posterior enviada a la Casa Real en la que aseguraba tener «serias pruebas» de la relación paterno filial. No recibió respuesta.

Por el contrario, la sala rechazó la demanda presentada por el catalán Alberto Solá Jiménez, de 58 años, porque no se dieron los requisitos de prueba exigidos. «Son meras hipótesis», defendió el fiscal.

La denuncia de Solá llegó al alto tribunal procedente de la Audiencia Provincial de Madrid, que se inhibió después de que a mediados de julio pasado entrara en vigor la ley que regulaba el aforamiento del monarca saliente. Entre las pruebas presentadas por Solá estaba un análisis de ADN confrontado con un perito, que decía que «al 99,9%» era hijo del demandando, según una muestra anónima de don Juan Carlos, que el fiscal no avaló.

Asimismo, presentó otra prueba genética cotejada con la de Ingrid Sartiau, que daban una similitud inicial del 91%. Sin embargo, la parte obvió dos exámenes posteriores. El primero redujo a la mitad el porcentaje de parentesco y el segundo dio negativo, luego no eran hermanos del mismo padre. Una tesis que defendió incluso el abogado de la ciudadana belga en su demanda, en la que cargaba contra Solá por presionarla para desprestigiar a la Casa Real.

La demanda de Sartiau incorpora el acta notarial que firmó su madre, en la que declaró que en 1965 estaba de vacaciones en la Costa del Sol y que conoció un hombre de 31 años «gentil, guapo, dulce y con los ojos azules» con el que tuvo relaciones durante tres noches en un hotel de lujo. Liliane Sartiau afirma que no supo que el hombre con quien supuestamente había estado era el entonces príncipe Juan Carlos hasta que se lo dijo el conserje.

Ahora la maquinaria judicial sigue su curso. Tras la admisión a trámite de la demanda, la defensa del ex jefe del Estado tiene 20 días para responder a la petición de la afectada.

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