Fernández Vara y Javier Fernández cierran filas con el líder socialista

El presidente del Principado de Asturias, Javier Fernández, y el líder de los socialistas extremeños, Guillermo Fernández Vara, se han convertido en los principales garantes de estabilidad interna para Pedro Sánchez. Y no deja de ser paradójico porque ellos fueron los únicos líderes territoriales que se opusieron a la operación orquestada por los capitostes del PSOE para servirle en bandeja a Sánchez la secretaría general este verano.

Ni estuvieron en las maniobras para entregar el poder a Susana Díaz -como Zapatero, Bono y una docena de barones- ni, una vez esta optó por poner todo su arsenal al servicio de Sánchez para sacar a Eduardo Madina de la carretera, cambiaron de acera. Ahora, con la salvedad del ex lendakari Patxi López, que el jueves salió en su defensa, son los únicos que ponen pie en pared frente a quienes cuestionan sus capacidades y esperan de nuevo el advenimiento de la dirigente andaluza.

Fernández dejó ayer claro en la Cope que no ve necesario un cambio de liderazgo «en este momento», y Vara advirtió que el pasado verano no eligieron a un «administrador de fincas» sino a un líder.

«Cordial»

El secretario de Política Federal del PSOE, Antonio Pradas, aseguró ayer que el encuentro entre el líder del partido, Pedro Sánchez, y el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, tras la polémica por su reunión con Podemos, fue «cordial» y ha explicado que no se abrazaron en público por «vergüenza».

Así se ha pronunciado el ‘número tres’ del PSOE en una rueda de prensa en Ferraz, cuando se le ha preguntado por el saludo de Sánchez y Zapatero en un acto en Madrid, que se percibió como frío y en el que rechazaron estrecharse la mano a petición de los fotógrafos, aunque ambos trataron de quitar hierro al asunto después con sus declaraciones. «La relación fue cordial, por lo que me llega a mí», ha recalcado Pradas.