Sánchez emplaza a Rajoy a cerrar más pactos de Estado y el PSOE lo rechaza

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, mostró este martes en Barcelona y ante la plana mayor del Círculo de Economía su perfil más pactista. Veinticuatro horas después firmar en la Moncloa un acuerdo antiterrorista contra el yihadismo, Sánchez se presentó ante el mundo económico catalán como un líder sereno, poco amigo de hacer concesiones retóricas de cara a la galería y dispuesto al diálogo y al acuerdo con el Gobierno.

Sánchez pasó por el alto la incomodidad que ha generado en sectores de su partido la foto junto a Rajoy en la firma del acuerdo y emplazó al presidente del Gobierno a explorar más pactos de Estado. «Me gustaría que hubiese más acuerdos de fondo como el que hemos firmado para luchar contra el terrorismo», afirmó en la sede del Círculo de Economía, a la que acudía por primera vez. En concreto, instó al jefe del Ejecutivo español a alcanzar un pacto por la «estabilidad, equidad y excelencia del sistema educativo», casi un clásico en los dirigentes del PP y el PSOE cuando están en la oposición.

El ofrecimiento del secretario general de los socialistas se produjo, sin embargo, poco después de que su portavoz parlamentario, Antonio Hernando, subrayara en el Congreso las «diferencias absolutas» que separan a su partido y al Gobierno. «No hay ninguna posibilidad de pacto con el PP en otros temas», afirmó rotundo Hernando al declarar «antagónicos» a populares y socialistas.

Una contradicción que pone de manifiesto las dificultades internas que el PSOE ha atravesado en los últimos días. Sánchez ha tenido que convencer a los suyos de la firma de un pacto que no sólo muestra a PSOE y PP sentados en la misma mesa y firmando el mismo documento, sino que coloca al principal partido de la oposición en la tesitura de tener que asumir la «cadena perpetua» que tanto ha denunciado en el trámite parlamentario.

Los delitos de terrorismo que causen la muerte de una persona serán castigados, según el acuerdo suscrito, con la pena de prisión «por el tiempo máximo» previsto en el Código Penal. Es la treta lingüística pactada para que la prisión permanente revisable pueda aplicarse sin que sea mencionada en el papel en el que el PSOE ha estampado su firma. «Es el arte de la política», defendía ayer el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Los socialistas ya han anunciado que, en cualquier caso, recurrirán la pena ante el Tribunal Constitucional, y que en el futuro, si consiguen la mayoría suficiente, derogarán la medida promovida por el PP. Se trata de que la oposición a este punto quede clara, pero a algunos el remiendo no les convence en absoluto.

«Me duele este pacto y me confunde la filigrana dialéctica. ¿Era necesario este precio?», se preguntaba en la red social Twitter el diputado socialista y exalcalde de San Sebastián Odón Elorza. Los sectores más críticos del partido sostienen que la «credibilidad» de la formación está en juego en un momento especialmente delicado, y desconfían del acercamiento al Ejecutivo. El PSOE, acuciado por el ascenso de Podemos en las encuestas, se juega su posición en el mapa electoral.

Pero Sánchez contó con ayuda. El ex presidente del Gobierno, Felipe González, salió al rescate de la dirección de su partido y recordó que es la «responsabilidad» la que mueve a los socialistas a pactar con el PP para hacer frente a la amenaza del terrorismo internacional. González entiende que las discrepancias sobre el sistema de penas «no pueden impedir» que el PSOE actúe como en el pasado y garantice la «unidad» en esta materia. A su juicio, los mismos que ahora critican el pacto, pedirían consenso ante «un atentado terrible». «Ojalá no ocurra la desgracia y reclamemos la unidad de todos», reprochó.