El Gobierno arremete contra Podemos y Ciudadanos desde la mesa de La Moncloa
La vicepresidenta afirma que el asesor económico de Rivera «pidió el rescate para España».
Hay una máxima, que dijo autoimponerse la vicepresidenta del Gobierno, según la cual el Ejecutivo no comenta aspectos relacionados con fuerzas políticas desde la mesa del Consejo de Ministros. La norma le ha servido a Soraya Sáenz de Santamaría para mantenerse al margen de las polémicas de su propio partido, en especial cuando han estado vinculadas a casos de corrupción investigados por la justicia. Pero toda regla tiene su excepción, y más cuando en un año de elecciones se trata de salir al paso de los conflictos que plantea la oposición al PP. Los mensajes que durante toda la legislatura se han lanzado desde La Moncloa hacia el PSOE, ahora se redirigen y se centran en las fuerzas emergentes que amenazan con quedarse con parte de la tarta electoral que antes se repartían las formaciones tradicionales.
Ya no hay viernes sin advertencia. Podemos, y ahora Ciudadanos, han volteado las expectativas al esbozar un mapa político en España muy distinto al existente en el Parlamento. Y aunque quedan muchos meses para los comicios generales y varios ensayos previos, como las elecciones autonómicas y municipales, el PP se prepara para rearmarse y el Gobierno colabora en lo que puede.
Ayer fue el turno de la formación de Albert Rivera, con poca trascendencia hasta ahora en los sondeos pero que, según las últimas encuestas, podría irrumpir con la fuerza suficiente como para alterar el juego de mayorías en el Congreso y llevarse por delante una parte de los respaldos que los populares aspiran a conservar o conquistar.
En este escenario, la vicepresidenta no dudó en elevar el tono, abandonar su posición institucional y dirigirse al corazón económico de Ciudadanos. Preguntada por las propuestas planteadas por Rivera, que estrena programa electoral, la número dos del Ejecutivo cargó contra el principal asesor del partido, que en 2012 «pidió el rescate para España». Se refería la portavoz a las declaraciones del economista Luis Garicano, que hace tres años consideró «inevitable» la ayuda exterior y pidió al Gobierno no actuar pensando en el coste político. Sáenz de Santamaría aprovechó para defender la postura del equipo de Rajoy y el trabajo por evitar «los rigores de un rescate». «Yo creo que esa es la principal diferencia», presumió, «el Ejecutivo es bastante más luchador». El argumento no es, además, baladí porque tiene su raíz en el discurso que el PP estirará hasta las elecciones y que gira en torno a la idea de que los populares han salvado al país del abismo.
En el caso de Podemos, Juan Carlos Monedero se lo puso en bandeja al Gobierno. La número dos de Rajoy entiende que es la Agencia Tributaria la que tiene que determinar si este dirigente ha cumplido o no correctamente con sus obligaciones fiscales. Pero en lo político, la vicepresidenta subrayó que es a Monedero a quien corresponde explicar «la congruencia» de su actuación «con sus planteamientos políticos o vitales», mientras que los ciudadanos tendrán que decidir, según Sáenz de Santamaría, si quieren continuar con el actual sistema o si desean un modelo como el venezolano.
El tono fue bien distinto en el cierre de la rueda al dirigirse al PSOE, un partido al que la vicepresidenta recordó la predisposición «infinita y absoluta» del Gobierno a pactar.