«Precariedad, Bárcenas e impuestos, por eso pasará a la historia»
El líder del PSOE apuesta por un discurso duro y acusa al presidente del Gobierno de mentir y tolerar la corrupción. Afirma que los tres años en el Gobierno se han caracterizado por la reforma laboral y duros recortes. Entiende y concluye que «su gestión ha sido un fraude».
Pedro Sánchez durante su intervención con motivo del Debate sobre el estado de la Nación.
Pedro Sánchez optó ayer por el discurso duro. Incluso, muy duro. Apostó por los ataques y descalificaciones continuas a Mariano Rajoy y a su Gobierno, a quien acusó de mentir y tolerar la corrupción, de agrandar hasta lo desconocido la pobreza y la desigualdad entre los españoles y de liquidar la cohesión social y los derechos ciudadanos, y renunció casi por completo a desarrollar la alternativa del PSOE para intentar reconquistar La Moncloa, que solo esbozó en un puñado de titulares, pese a ser un año de relevo en el Ejecutivo.
«Precariedad, impuestos y Bárcenas, por esos tres conceptos pasará a la historia», le espetó solo dos minutos después de subir a la tribuna. Fue su frase resumen tras asegurar que sus tres años en el Ejecutivo se han caracterizado por una reforma laboral que ha dejado 550.000 empleados menos y un 40% de los trabajadores con salarios por debajo de los 700 euros, por duros recortes en sanidad y educación, un giro fiscal que ha supuesto pagar 23.000 millones más y una política de comunicación con los ciudadanos a través «del plasma» mientras con un delincuente, en referencia al ex tesorero del PP Luis Bárcenas, lo hace «por SMS», en alusión al reiterado mensaje de «Luis, se fuerte».
La conclusión del jefe de la oposición, que pese al fin del bipartidismo que predican las encuestas presentó al PSOE como la única alternativa real al PP, como la izquierda del «cambio seguro», es que «su gestión ha sido un fraude, tres años de destrozo descomunal», en los que considera que Rajoy «ha construido la España de la desigualdad».
Dedicó las dos terceras partes del discurso, que como la réplica traía escrito, a desmentir la supuesta salida española de la crisis y la inauguración de los tiempos de bonanza que el presidente predicó solo dos horas antes. A tratar de demostrar la «absoluta desconexión» de Rajoy con los problemas y padecimientos de la calle, con la España real. «¿Qué sabe usted de los españoles? ¿De qué españoles habla?», preguntó parafraseando a su antecesor, Alfredo Pérez Rubalcaba. «Salga del plasma», le insistió, porque «la crisis no es historia». «Miente, señor Rajoy», concluyó antes de afirmar que «su autocomplacencia no se la cree ni usted».
Pedro Sánchez no solo aseguró que es imposible hablar de éxito económico en un país con tres millones de parados de larga duración sin prestaciones, con miles de jóvenes e investigadores que emigran en busca de oportunidades o con un 25% de la población en situación de pobreza sino que también es mentira que no haya tenido que ser rescatado por Europa. Despreció de un plumazo todas las medidas anunciadas hasta el final de la legislatura por Rajoy, que calificó como «incumplimientos o rectificaciones», y dijo no entender como todavía tiene «la desfachatez» de prometer, como en la anterior campaña electoral, tres millones de empleos para la próxima legislatura.
El líder socialista refutó que España «sí fue restada» -con el préstamo europeo para salvar la banca y sus duras condiciones de austeridad- y que «lo fue por su pésima gestión de Bankia». Sánchez dijó que los españoles han tenido que apretarse el cinturón y pagar miles de millones para sostener el sector bancario, «y todo para salvar al soldado Rato (Rodrigo)».
Desautorizó a Rajoy por alardear de medidas anticorrupción porque considera que «su regeneración democrática es golpear a martillazos el ordenador de Bárcenas en la sede del PP» y porque entiende que en España no se producirá esa regeneración hasta que se produzca «la jubilación democrática del presidente del Gobierno».
Sánchez prometió que el PSOE traerá «la España de las oportunidades, con una recuperación justa y una política limpia». Anunció una reforma federal de la Constitución, el blindaje del estado del bienestar, la derogación de las reformas laboral, educativa y del aborto, la prohibición de las amnistías fiscales, la lucha contra el fraude y la corrupción, la subida del salario mínimo interprofesional, el aumento de las becas y la reforma de la formación profesional, y una política de reindustrialización y de fomento de la investigación y el desarrollo, entre otras medidas.
