Montoro defiende que el PP como Cáritas atiende a «fines sociales»
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, intervino ayer tras el Consejo de Ministros.
«Yo soy católico y practicante». Así, orgulloso de los 20 millones que su Gobierno destina a Cáritas, arrancó ayer Cristóbal Montoro la defensa del escrito de Hacienda en el que el Ejecutivo equipara las donaciones que recibe el PP con las que recibe la ONG de la Iglesia. La comparación quedó establecida esta semana en el resumen con el que el Ministerio trataba de trasladar a los medios de comunicación que el partido no había cometido ninguna irregularidad fiscal relacionada con la causa que investiga el juez Pablo Ruz sobre la supuesta caja B de los populares. Esa era la conclusión del Ejecutivo tras leer el informe que la Audiencia Nacional había reclamado a la Agencia Tributaria, aunque la acotación sobre Cáritas era un añadido de Hacienda.
A ojos del Gobierno, la ley establece que los partidos y las organizaciones no gubernamentales están exentas de tributar el impuesto de sociedades por las cantidades que reciben siempre y cuando el dinero se destine a «los fines que justifican su existencia». Y es lo que, a su entender, hizo el PP con las donaciones de 2008 que están en tela de juicio, y la razón por la que no aportó los 220.167,04 euros que se habrían correspondido con el tributo. Son precisamente esos «fines sociales» los que «dan sentido al Estado de Derecho y al sistema de libertades» y el denominador común, según Montoro, entre una formación como la de los populares o, por ejemplo, la Cruz Roja.
«Si un empresario dona 400.000 euros de dinero negro y esta cantidad da de comer a 1.000 niños, el ordenamiento tributario no reacciona determinando que Cáritas haya cometido delito fiscal», detallaba el escrito que esta semana no sentó bien en la Asociación Profesional de Inspectores de Hacienda, que alertó de que era como comparar un «elefante con una pistola».
El ministro de Hacienda salió ayer, sin embargo, en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, a incidir en que «tributariamente, los partidos son calificados como entidades de interés general», debido a su función absolutamente «fundamental» en una democracia, y en que no hay motivos para que nadie se sienta «ofendido». La única cesión de Montoro fue, de hecho, admitir que más allá de las comparaciones que se realizan «con más o menos suerte», lo importante, ahora, es comprobar que el PP dedicó el dinero a lo que marca la legalidad.