Díez y los críticos marcan hoy el futuro de UPyD

Unión, Progreso y Democracia vivirá hoy el Consejo Político más convulso y tenso de sus siete años y medio de existencia. La hasta ahora líder indiscutida de la formación magenta, Rosa Díez, se enfrenta a una rebelión interna encabezada por varios notables del partido que pedirán su cabeza política por considerar que ha arruinado las posibilidades electorales de las siglas con una gestión personalista y abortando cualquier posibilidad de entendimiento o pacto electoral con Ciudadanos, la fuerza que amenaza con arrebatarle el centro político y que ya ha condenado a UPyD a la irrelevancia en las pasadas elecciones andaluzas.

Díez y sus críticos medirán sus fuerzas en un cónclave que, de una forma u otra, va a marcar el futuro de UPyD y que no se parecerá en nada al último Consejo Político, celebrado hace solo tres meses, cuando la gestión de la portavoz, incluido su ‘no’ al pacto con Albert Rivera, logró el respaldo del 95% de los dirigentes que asistieron.

La todavía líder del partido, que considera que aún tiene de su lado a la mayoría de los 150 miembros del máximo órgano de decisión entre congresos, pero que también empieza a ser consciente de que su tiempo al frente de la formación que fundó toca a su fin, tratará de convencer a sus detractores de que firmen una tregua hasta después de los comicios municipales y autonómicos del 24 de mayo para no perjudicar con una crisis interna las ya malas opciones electorales del partido. A cambio ofrece abrir en junio un debate sin condiciones.

Los críticos, entre los que destacan los nombres de tres de los cinco diputados nacionales, Toni Cantó, Irene Lozano y Álvaro Anchuelo, y del responsable asturiano, Ignacio Prendes, no están por darle tregua. Como reiteran desde la misma noche de las andaluzas, cuando se supo que UPyD perdía casi la mitad de sus votos y se quedaba fuera del Parlamento mientras Ciudadanos lograba nueve escaños en su primera participación, exigen la dimisión inmediata de Díez y del resto de la dirección nacional, la puesta en marcha de un proceso de renovación y el replanteamiento de algún tipo de alianza o acuerdo electoral con el partido de Albert Rivera, si es posible incluso de cara a las elecciones del 24 de mayo.

Aunque sobre el papel hoy no se producirá una moción de censura a Rosa Díez y su gestión, lo cierto es que de la correlación de fuerzas que se registre en el consejo dependerá si sigue o no al mando del partido. Ella misma se vio obligada ante la magnitud de la sorpresiva rebelión a plantear el miércoles el equivalente a una moción de confianza que había descartado solo dos días antes. Someterá a votación su propuesta política de tregua interna de dos meses y concurrencia en solitario a las autonómicas y municipales. Si gana tendrá asegurada la paz hasta el 25 de mayo, pero si pierde la desautorización le obligará a dimitir.