Rajoy carga contra el «sectarismo» y la «incompetencia» del resto de partidos
El presidente del Gobierno critica las «ocurrencias mediáticas» de Iglesias y Rivera.
Los socios de mañana son los adversarios de hoy, así que el presidente subió ayer al escenario y en una hora de discurso barrió todo el espectro político. Unos por «incompetentes», otros por «sectarios» o «frívolos», ninguno de los partidos que rivalizan con el suyo en las elecciones de mayo, merece la consideración de Mariano Rajoy. Aunque las cuentas no le cuadren a los populares, a pesar de que en dos meses Ciudadanos pueda revelarse como la única llave de gobierno en muchas comunidades, el jefe del Ejecutivo no quiere ni oír hablar de esas opciones que arrebatan respaldos al PP, el partido «de España», el de «la estabilidad», como defendió en la clausura de la convención autonómica de la formación.
Son los votos de la gente que confió en él hace más de tres años los que quiere recuperar Rajoy a toda costa. Los mismos que pretenden castigar los casos de corrupción, los recortes y los incumplimientos de las promesas electorales. Esos ocultos bajo la manta de las fuerzas emergentes que recogen el enfado de la ciudadanía. «Detrás de los demagogos y detrás de los populistas de todo signo, hay millones de españoles que no lo son y están mirándonos, gente honrada, que trabaja, que se preocupa de su país, que siente España, que quiere las cosas que quieren las personas y los seres humanos normales», espetó el presidente. Es a esos electores «normales» a los que debe «buscar» el partido rincón a rincón. «Lo demás no importa, hace ruido, pero no es relevante», despreció ante los mismos barones que miran ya hacia Ciudadanos.
El discurso, severo y sin concesiones, del presidente parece más enfocado a las elecciones generales que se convocarán a finales de año que a las autonómicas y municipales del 24 de mayo. En esos comicios el entorno del jefe del Ejecutivo asume que habrá pérdida de poder, pero, tal y como lo interpretan, lo importante es que el PP «seguirá siendo primera fuerza» y que aún quedan meses para que se ponga en juego el sillón de la Moncloa. Por eso, Rajoy batalla en público por anteponer sus medidas, su gestión económica, a los «desequilibrios» que ya generó el PSOE en España, y las «ocurrencias mediáticas» o «los diseños imaginarios y propios de doctrinarios de nuevo cuño», que en algunos casos plantean «suprimir medios de locomoción». Una alusión directa al economista Lus Garicano, asesor de Albert Rivera, y que cuestiona en el programa económico de Ciudadanos las nuevas inversiones de AVE. «No estamos para ‘amateurismos’ en los tiempos que corren», reiteró.
Ese es el ‘abc’ de la política, según la dirección nacional del PP. No hablar de pactos y pelear por obtener el mejor resultado. Pero en los territorios el equilibrio se hace indispensable si todos los sondeos anticipan que los acuerdos serán necesarios para poder conformar gobiernos. Fuentes de la cúpula aseguran que las encuestas que manejan les otorgan la mayoría absoluta tan sólo en La Rioja, Extremadura y Castilla y León, además de en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. En Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal estaría a un escaño de poder repetir en solitario. En Baleares, Aragón y Cantabria, los pactos serán vitales. Y antiguos feudos, como las comunidades madrileña y valenciana, siguen en el aire y nada garantiza que los acuerdos vayan a permitir gobernar.
«No vamos a ser agresivos con Ciudadanos», adelantan los asesores de varios dirigentes autonómicos. «No hay que errar en el análisis, Ciudadanos no es el problema, lo es el PP, que ha dejado espacio a otros partidos», avisan otras fuentes.