Díaz trata de desbloquear la investidura con concesiones a todos los partidos

«Quien quiera ejercer la oposición debe permitir que haya gobierno para cumplir así el mandato de los ciudadanos». Susana Díaz no tardó ni dos minutos en su discurso en reclamar la responsabilidad de todos los partidos para que a falta de alternativas reales, le dejen gobernar porque es la ganadora de las elecciones. Su objetivo, repitió, es contar con el apoyo de todas las fuerzas, y con esa idea en mente desgranó un discurso plagado de guiños en materia económica y contra la corrupción susceptibles de ser atractivos para todos los partidos. Pero la escucharon escépticos.

Los socialistas tienen a punto la abstención de Ciudadanos en segunda ronda una vez que suscriban mañana el pacto anticorrupción, pero más difícil está la negociación con Podemos, que ayer mismo insistió en su negativa si el PSOE sigue sin atender a su reclamación sobre la reducción de altos cargos y aislar a los bancos que desahucien.

Los anhelos socialistas pasan por dejar el tema de la investidura cerrado esta semana, o como muy tarde a principios de la que viene, para concentrarse en la campaña de las elecciones municipales. Mantienen que si nadie quiere una repetición de las autonómicas y tampoco hay una candidatura alternativa de gobierno, todo se reduce a cuánto tiempo quiere la oposición tensar la cuerda. Para allanarles el camino, la líder socialista puso sobre la mesa un ambicioso programa que podría satisfacer todas las sensibilidades. Tanto, que el líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, se lo tomó con ironía porque lo que había oído era «un traje a medida de todos los partidos».

Algunos dirigentes del entorno de Díaz llegaron a hablar de uno de los discursos «más reformistas» en los últimos 20 años, pese a que la mayoría de las medidas no son nuevas. De hecho, muchas salían del pacto de gobierno firmado en la anterior legislatura con IU, como la creación de un instituto de comercio exterior autonómico. Muy ambiciosa se mostró también en materia de regeneración democrática. Los socialistas quisieron huir del «y tu más» y ni siquiera hicieron mención a otros casos de corrupción que no fueran los suyos, el de los ERE y los cursos de formación, pese a que buena parte de las iniciativas anticorrupción iban directas a la línea de flotación del PP y los escándalos que lo salpican.

«Si todos queremos, acabaremos con la corrupción. Si todos hacemos lo que decimos, acabaremos con la corrupción. Si todos hacemos lo que tenemos que hacer, acabaremos con la corrupción», proclamó Díaz tras desmenuzar las más de 20 medidas del acuerdo que, con toda pompa, se firmará previsiblemente esta semana.

Promesas viejas

Más allá de algunos brindis al sol con iniciativas que se escapan de sus competencias, como la reforma constitucional para implantar la segunda vuelta y reformar la ley electoral, y la reforma del Código Penal, la secretaria general del PSOE andaluz hizo una intervención muy centrada en Andalucía, para desligar los posibles pactos en la comunidad de las citas electorales municipales, autonómicas y generales.

Díaz hizo suyas las demandas a favor de los emprendedores que reclama Ciudadanos, el fraude fiscal y la reorientación del modelo productivo. En cualquier caso, y más allá del no en primera ronda que reiteró ayer su líder Juan Marín, su abstención está casi cerrada. También ha atendido en parte a la rebaja fiscal que demanda el PP, que sin embargo reprochó que se trató de un discurso «plagado de promesas viejas incumplidas» y alejado de la realidad del el paro y la corrupción heredados de anteriores gobiernos socialistas.

«Parece un discurso de alguien que acaba de llegar, y no de la presidenta en funciones», se manifestaron en la misma línea desde Podemos, que sigue reclamando una mayor concreción a su propuesta de eliminar altos cargos. También se mostraron críticos con la medida referida a los desahucios porque «hoy por hoy está en manos de la Junta tener capacidad para estar al lado de la gente frente a los bancos».