Iglesias no convocará un referéndum en Cataluña porque violaría la ley
El líder de Podemos apoya el derecho a decidir, pero la Constitución no lo permite.
Tras meses de calculada ambigüedad, Pablo Iglesias al fin cogió ayer el toro del soberanismo catalán por los cuernos. El líder de Podemos afirmó que, en el caso de gobernar tras las próximas generales, no convocará un referéndum independentista porque éste no tiene cabida en la actual Constitución. A la postre, la justificación de Iglesias no difiere un ápice de la postura que mantuvo Mariano Rajoy para no permitir la consulta del pasado 9 de noviembre. El presidente del Gobierno adujo entonces que no podía autorizar algo que está prohibido por la ley.
Iglesias siempre ha declarado que, como demócrata, es partidario de preguntar a la ciudadanía sobre el modelo de estado del que quiere formar parte. No obstante, ayer matizó que si bien «el derecho a decidir depende de los catalanes», se da la circunstancia de que «en el marco de la legalidad actual no es posible que sólo dependa de ellos». El líder de Podemos mantuvo que de ser viable jurídicamente no se opondría a una convocatoria, sin embargo añadió que para que esto ocurra hace falta abrir un proceso constituyente en el conjunto del país y no solo en Cataluña.
Esta realidad, recalcó en una entrevista en la emisora catalana RAC1, es responsabilidad de los redactores de la Constitución de 1978, no suya. Preguntado sobre el encaje de Cataluña con España se mostró tajante: «Éste es un país de países y, claro que sí, Cataluña es una nación», y acto seguido insistió en que no desea que Cataluña deje de formar parte de España. De hecho, apuntó que, con él al frente del Ejecutivo se aplacarían las ansias independentistas. «Con Podemos en el Gobierno -garantizó- la mayoría de los catalanes querrán construir un país con el resto de españoles».
El líder de la formación morada criticó con dureza a los líderes soberanistas, a los que acusó de ser conscientes de que el referéndum que plantean no se puede llevar a cabo y de intentar vender la piel del oso antes de cazarlo. En concreto, cargó contra el presidente de la Generalitat, Artur Mas, al que achacó haber reducido el proceso soberanista a un pulso con Rajoy con el único objetivo de forzar un nuevo reparto de competencias. A lo largo de los últimos meses Iglesias ha desvinculado el enfrentamiento entre el presidente catalán y el del Gobierno central de la cuestión soberanista, y ha apuntado que ambos «pretenden negociar en un despacho rodeados de señores muy ricos que no pagan impuestos y que tutelarán esa negociación».
Hasta ahora Podemos ha intentado no implicarse a fondo en los debates soberanistas con el fin de llegar a una parte y otra del electorado. En el caso de Cataluña por el momento podrá seguir nadando entre dos aguas en la medida en que esta comunidad no acude a las urnas hasta el próximo septiembre, mientras que en el del País Vasco salvo sorpresas esto no ocurrirá hasta finales de 2016.
Donde la formación de Iglesias deberá retratarse más pronto que tarde es en Navarra. La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas hecha pública ayer deja abierta la puerta a un entendimiento entre Podemos, Bildu y Geroa Bai para formar Gobierno, una posibilidad que la dirección navarra de la formación no descarta. Esta posibilidad, que debería ser ratificada por los simpatizantes de Podemos en la comunidad foral, se presenta como una pesadilla para Iglesias y la ejecutiva nacional.
Aunque se mantiene que serán los militantes del partido los que decidan con quién se forman las alianzas, en Madrid nadie duda que un pacto entre Podemos y Bildu significaría una pesada losa para Iglesias en el resto del país de cara a las próximas generales, además de munición extra para unos adversarios políticos que ya han insinuado en distintas ocasiones vínculos entre el partido y la izquierda abertzale.