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Las infraestructuras se suben al AVE

Los proyectos vinculados a la alta velocidad, como la integración, el polígono de Torneros, la Variante y el CRC, marcan un mandato en el que se debe dar solución a la León-Valladolid y la Ponferrada-Orense.

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ÁLVARO CABALLERO | LEÓN
León

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Como una recurrencia, este vuelve a ser el mandato de la alta velocidad. El AVE, que primero se anunció para 2008 y luego se demoró anualidad a anualidad, llega ya con la previsión de duplicar los 300.000 viajeros actuales. Antes de que acabe junio se espera la entrada en la estación de la capital leonesa de la máquina que dejará el trayecto desde la capital de España en una hora y cuarenta y cinco minutos: cuarenta y siete minutos menos que ahora, aunque el primer medio año serán dos horas de duración a la espera de que entre en funcionamiento el sistema de seguridad ERTMS. Pero no se queda aquí, sino que ahora tocan sus ‘daños colaterales’: la continuidad hasta Asturias, con la Variante de Pajares anunciada para este 2015 pero la vía sin ni siquiera licitar en el tramo desde León hasta La Robla; la integración en la ciudad, redimensionada por la ministra Ana Pastor pero sin sustento presupuestario todavía más allá de su promesa; el Centro de Regulación y Control (CRC) de la alta velocidad, al que le falta el equipamiento necesario para gestionar los tráficos del noroeste peninsular a pesar de estar el edificio terminado; y el polígono ferroviario de Torneros y su plataforma logística anexa, con dos millones de metros cuadrados de terreno listos, un proyecto definido y ningún euro consignado para llevarlo adelante para asentar la zona como nodo de comunicación de mercancías.

Amén del desarrollo ferroviario del AVE, al que se suma la integración de Feve pendiente de rematar desde hace dos años, el horizonte de las infraestructuras para este mandato volverá a citarse con la León-Valladolid. El prólogo de la autovía, abierta apenas desde la capital leonesa hasta Puente Villarente, deberá esperar a que se defina la solución para salvar los restos de Lancia y, más allá, que se ponga plazo al tramo de Santas Martas a Villanubla, toda vez que desde el aeropuerto hasta el Pisuerga esté ya en funcionamiento. Hay cuatro años para que se aclare qué pasará con esta carretera y con la Ponferrada-Orense, donde apenas se trabaja en el proyecto técnico desde el enlace de la A-6 hasta Requejo. Un mandato entero para saber si pasan de los planos a la realidad. Por ahora quedan en el debe, como el Palacio de Congresos, anunciado para 2018, o la forma de rentabilizar el aeropuerto.

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