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Sánchez encuentra el camino expedito para ser candidato a La Moncloa

Los principales barones del PSOE piden cautela con la participación en los pactos.

Componentes de la Ejecutiva Federal del PSOE.

Publicado por
p. de las heras | madrid
León

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El inmenso ruido que se instaló en el PSOE hace tan solo seis meses, cuando Pedro Sánchez apenas llevaba cuatro como secretario general, ha acabado en pocas, poquísimas, nueces. El Comité Federal del partido aprobó ayer un calendario de primarias que, con toda probabilidad, permitirá al líder socialista ser proclamado cabeza de cartel a La Moncloa en poco más de dos semanas. Ni amigos ni adversarios contemplan ya la más mínima posibilidad de una candidatura alternativa. «Y si la hay -bromea un barón de los que siempre fue escéptico en lo que a las capacidades de su jefe de filas se refiere- habrá que disuadirlo».

La paradoja es que el partido que lleva más de tres años presumiendo de su talante modernizador y de su apuesta por la apertura a la ciudadanía se perderá la posibilidad de experimentar con la fórmula que ya emplearon los socialistas franceses y los italianos. El proceso se pondrá en marcha, pero terminará antes de que los ciudadanos tengan posibilidad de inscribirse para participar en él el 21 de junio, porque para poder concurrir como aspirante es necesario recabar el aval de en torno a 9.500 militantes y si los dirigentes territoriales no están por la labor, nadie más podrá conseguirlos.

«Nadie está ahora para eso», dicen los socialistas. El plazo de presentación de candidaturas empieza mañana y el de presentación de avales termina el 16, que es el día en el que se hará una proclamación provisional a expensas de que haya algún recurso. Las fechas coinciden con un momento en el que muchos barones y cuadros medios están inmersos en conversaciones con otras fuerzas políticas para ser investidos presidentes o alcaldes de sus localidades. De modo, que no pueden entretenerse en la batalla interna.

Algunas fuentes sostienen que Susana Díaz -que tardó en sumarse ayer al aplauso recibido por Sánchez al anunciar su candidatura- sondeó a algunos miembros del partido sobre la posibilidad de retrasar la apertura del proceso, pero lo cierto es que para cuando llegó el turno de su encuentro con el secretario general, el jueves, para discutir sobre del escenario postelectoral, la presidenta en funciones de Andalucía ya le trasladó que no plantearía ni el más mínimo reparo a la regulación que se decidiera; algo que en círculos próximos al líder nacional se entendió como una claudicación.

El hecho de que vaya a lograr su propósito de ser candidato sin mayor problema no significa, aún así, que el PSOE haya pasado a considerar a Pedro Sánchez una figura incontestable. Los resultados del 24 de mayo le han permitido salvar los muebles y, al fin y al cabo, tenía razón en que en esta cita no se la jugaba él solo sino todos los que se presentaban, pero aún existen temores sobre su habilidad política y su visión estratégica.

«Autoexcluido»

El secretario general se rebeló en su discurso de ayer ante el principal órgano del PSOE entre congresos contra algunos de los reproches planteados estos días de forma visible por Susana Díaz acerca del marco referencial diseñado desde Ferraz para abordar la política de pactos del partido. La dirigente andaluza, que vería resuelta su investidura con una mera abstención del PP, dejó claro esta semana que no comparte el objetivo de buscar el aislamiento de los populares como directriz primaria y mostró su temor a que los socialistas acaben por servir de trampolín a Pablo Iglesias. Sánchez replicó que ha sido el PP el que se ha «autoexcluido» y quien ha creado un «frente» contra la clase media trabajadora.

El dirigente socialista también prometió que la política de pactos del partido será sensata, que no se buscarán acuerdos a cualquier precio y que su objetivo será, como dice la resolución que después aprobó el Comité, «propiciar gobiernos estables y capaces de desarrollar políticas coherentes con el proyecto socialdemócrata» y dirigir un «cambio seguro». Pero aún así, varios barones -entre ellos, los de más peso: el extremeño Guillermo Fernández Vara y el asturiano Javier Fernández- vieron conveniente, remarcar en sus intervenciones que a la hora de pactar hay que saber «para qué y cómo».

Además, hicieron una lectura prudente de los resultados obtenidos por el PSOE el pasado domingo, el peor de su historia en unas municipales, después de que Sánchez llegara a calificarlos de «excelentes» y «muy buenos». A esa calificación, por cierto, respondió también el que fuera su rival en el congreso extraordinario de julio pasado, Eduardo Madina, crítico con los mensajes de «euforia» lanzados por la dirección.