Tres de los cuatro motores del A400M siniestrado en Sevilla en mayo fallaron

El siniestro del avión de transporte A400M en el aeropuerto de San Pablo, a las afueras de Sevilla, el pasado 9 de mayo y en el que fallecieron cuatro tripulantes españoles, se debió a un fallo en el sistema de potencia de tres de los cuatro motores del aparato, según confirmó ayer en una nota Airbus Defence and Space, la línea militar del consorcio aeronáutico europeo que produce este modelo.

La compañía informó que las conclusiones preliminares de la Citaam (comisión de investigación de accidentes aéreos militares), después de examinar el registrador de voces y de datos, concluye que los motores 1, 2 y 3 del A440M accidentando «experimentaron una congelación de la potencia después del despegue y no respondieron a los intentos de la tripulación de controlar los niveles de potencia de la manera habitual, al mismo tiempo que el motor 4 respondió a las demandas de aceleración».

La nota continúa diciendo que «los niveles de potencia se establecieron en modo ‘flight idle’ (posición de marcha lenta de vuelo), en un intento de reducir la potencia. Esta se redujo, pero entonces permaneció en ‘flight idle’ en los tres motores afectados durante el resto del vuelo, a pesar de los intentos (en vano) de la tripulación de volver a ganar potencia». Los análisis preliminares mostraron, además, «que todos los restantes sistemas del avión se comportaron con normalidad y no identificaron ninguna otra anomalía adicional».

En síntesis, Airbus DS viene a confirmar que el origen del accidente se localizó en el sistema de potencia de los motores y que los testigos presenciales tenían razón cuando aseguraron que el avión volaba a «baja altura» antes de estrellarse. Asimismo, cuando la compañía menciona la «congelación» de tres de los cuatro motores se refiere, de forma gráfica, a cuando un coche va al ralentí. Esto es, que se mueve por sí solo por alguna deficiencia de potencia. Así, en el caso del A400M los motores que fallaron se pusieron al ralentí, a un régimen de potencia más bajo.

Pero, ¿por qué se ocasionó este problema? Según las fuentes consultadas lo más factible es que, más que un daño del sistema informático que regula la fuerza de los propulsores, podría tratarse de un fallo en la configuración del software (programa). Y se debe más a un fallo humano que técnico, fruto del defectuoso ensamblaje o una errónea aplicación del protocolo durante la preparación de los vuelos de prueba, que no alertaron de esta causalidad.

Precisamente, en Airbus están convencidos de que los procedimientos no fueron bien comprobados en el simulador, en concreto el funcionamiento de un sistema informatizado que regula los turborreactores. Esta situación se pudo producir por las prisas con las que trabaja la cadena de ensamblaje tras las críticas por los retrasos de las entregas.