La vicepresidenta no teme las reformas de Mariano Rajoy
El PSOE dice que al presidente sólo le queda firmar la convocatoria de elecciones.
Sáenz de Santamaría, a su llegada a la sesión de control al Gobierno.
A medida que pasan los días sin que Mariano Rajoy acometa los cambios prometidos a los dirigentes de su partido tras el batacazo electoral del 24 de mayo, las quinielas aumentan. Soraya Sáenz de Santamaría trató de poner freno ayer, sin embargo, a las que pueden incumbirle más directamente y advirtió de que sólo el presidente del Gobierno sabe lo que está pasando por su cabeza y que lo demás son «especulaciones».
La incertidumbre y el severo golpe recibido en las urnas a, como mucho, seis meses de las próximas elecciones —los populares se dejaron dos millones y medio de votos en las municipales tras un primer aviso contundente en las europeas de 2014— ha convertido al PP en el partido que pocas veces se ha permitido ser; uno en el que los dirigentes están dispuestos a airear públicamente rencillas internas y alimentar conspiraciones. La número dos del Ejecutivo, que estos días se ha visto señalada por algunos miembros del propio Gobierno por el modo en el que ejerce la portavocía, se mostró despreocupada ante la eventualidad de que Rajoy opte por algún tipo de remodelación que afecte a sus actuales funciones. «Hay que tener poco apego a los cargos», adujo durante la inauguración en Madrid del Fujitsu World Tour 2015, después de ser preguntada si quería seguir siendo ella quien dé la cara todas las semanas tras las reuniones de los Consejos de Ministros. «Sólo hay una persona que sabe las decisiones que va a tomar y es el presidente del Gobierno —insistió, a modo de recado para elucubradores—. Por eso tenemos que estar todos trabajando en nuestros cargos, hasta que él tome la decisión que estime oportuna». No lo dejó ahi y continuó a la defensiva: «desde luego, todo lo que diga y todo lo que escriba el que no haya hablado con Rajoy directamente, hay que ponerlo en cuarentena».
Rumores
Sáenz de Santamaría no es, aún así, la única a la que se ha situado en el centro de los rumores. El hecho de que el propio Mariano Rajoy atribuya su desgaste a un problema de comunicación también hizo que, en un primer momento, y como en ocasiones anteriores, algunos dirigieran la mirada a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Pero ella descartó cambios
El PSOE, ahondando en la herida, advirtió ayer a Rajoy de que su respuesta a lo ocurrido en las elecciones demuestra que el PP «ha entrado en pánico». El portavoz adjunto de los socialistas en el Senado, Óscar López, ironizó con el hecho de que tanto el jefe del Ejecutivo como la propia Cospedal hayan achacado el castigo de los ciudadanos al tratamiento que los medios hacen sobre sus casos de corrupción e insistió en que el problema no está en cómo se comunican sus políticas, sino en sus propios «actos». Y, dicho esto, conminó al Gobierno a darse por vencido y convocar las elecciones generales cuanto antes. Uno tras otro, López enumeró, en la sesión de control al Gobierno en la cámara alta, las medidas más impopulares de Rajoy, desde la reforma laboral a los recortes en dependencia. «Les queda sólo una decisión, que es la mejor —concluyó—, firmar el decreto de convocatoria para que hablen los españoles, se vayan ustedes a la oposición y se corrijan esas políticas».