Diario de León

La infanta Cristina echa un pulso al rey y afirma que la renuncia fue suya

Su abogado enseña una carta que, según la Zarzuela, envió tras el anuncio de Felipe VI.

La infanta Cristina, en una imagen de archivo.

La infanta Cristina, en una imagen de archivo.

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paula de las heras | madrid
León

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No podía haber optado por una decisión más drástica para demostrar hasta dónde está dispuesto a llegar en su apuesta por la regeneración de la Monarquía que la de arrebatar a su hermana el título de duquesa de Palma, pero el gesto de Felipe VI quedó ayer enturbiado por la reacción de la propia Cristina de Borbón. Después de que la Casa del Rey anunciara a última hora del jueves la medida ejemplarizante, su abogado en el caso Nóos, Miquel Roca, aseguró que en realidad fue la infanta quien comunicó al Jefe del Estado su voluntad de renunciar al ducado a través de una carta fechada el 1 de junio.

El malestar en la Zarzuela no tardó en hacerse evidente. Fuentes oficiales aseguran que la citada carta existe y que, efectivamente, está fechada a principios de este mes en Ginebra, como después pudo comprobarse gracias a su difusión, pero aseguran que doña Cristina la envió el mismo jueves después de que el rey le comunicara su intención de despojarle de la distinción regia, concedida por su padre como regalo por su matrimonio en 1997. En ‘roman paladino’, que es una prueba fabricada ‘a posteriori’.

El cruce de versiones denota lo deteriorada que está la relación del rey con su hermana, enfrentados desde hace años por el modo en que él siempre consideró que debía gestionarse el escándalo surgido cuando se destaparon los turbios negocios de su marido. Antaño habría sido impensable que alguien tan vinculado a la Corona como la infanta y como el mismo Roca -contratado por decisión directa de don Juan Carlos cuando, hace algo más de dos años, se confirmó la imputación de la infanta- osara poner en solfa las explicaciones ofrecidas desde la Casa del Rey, fueran estas las que fueran. Doña Cristina dinamitó ayer esa regla no escrita.

En la Zarzuela vinculan el testimonio del abogado y padre de la Constitución -de ahí su buena relación con el ex jefe del Estado- a una estrategia de defensa jurídica. Ser duquesa de Palma o no en nada afecta a la situación procesal de la hermana del monarca, que tendrá que sentarse en el banquillo, probablemente a principios de 2016, para hacer frente a una petición de ocho años de cárcel por colaboración necesaria en el fraude fiscal cometido por Urdangarín en 2007 y 2008. Los titulos nobiliarios no llevan aparejado ningún tipo de aforamiento. Pero el hecho de que el rey le aseste semejante golpe moral sí podía perjudicar subjetivamente su causa.

Condena previa

La infanta nunca entendió la decisión de su padre de apartarle de los actos de la Familia Real a finales de 2011, una prevención que don Juan Carlos no fue capaz de comunicarle personalmente y que asumió el entonces jefe de la Casa, Rafael Spottorno. Ella lo vivió como una condena previa y por el mismo motivo se ha resistido estos años a las muchas presiones recibidas para que, en un gesto más simbólico que determinante, renunciara a sus derechos dinásticos. Presiones que se hicieron especialmente intensas a partir del 22 de diciembre del año pasado, cuando el juez Castro dictó el auto firme de apertura de juicio oral.

En la polémica misiva, doña Cristina evita cualquier signo de autoinculpación frente al evidente reproche que conlleva, en cambio, la decisión ‘motu proprio’ de Felipe VI. De su puño y letra, la infanta explica que cuando conoció las iniciativas de fuerzas políticas que demandaban que se le privara del título de duquesa de Palma -como los nacionalistas baleares de Mes, que con toda probabilidad tendrá un papel destacado en el próximo parlamento autonómico- lo vivió con «enorme disgusto e incomodidad» y que no quiso hacerles caso para que no se interpretara que poco le importaba un título que, en cambio, le «llenó de satisfacción» por su relación con esa tierra. «No obstante, en este momento, después de una larga y dolorosa reflexión, he llegado a la conclusión de que debo manifestar a S.M. mi voluntad de renunciar al título de duquesa de Palma evitando así cualquier polémica que por razón de ello pudiera plantearse en la Ciudad de Palma», esgrime en la carta.

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