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LEÓN. Comienza el décimo mandato de la democracia

Silván apela a «acuerdos sólidos y estables» para poder gobernar «porque León se lo merece»

El nuevo alcalde, arropado por el ministro de Justicia, sustenta «las claras reglas del juego» en el diálogo, el respeto, el entendimiento, transparencia y la honradez.

Silván muestra el bastón de mando ante las cámaras de los fotógrafos.

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L. Urdiales/A. G. Puente | León
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Diálogo, respeto, entendimiento, cercanía, participación, transparencia, colaboración y honradez. Son los elementos que integran «las claras reglas de juego» que ayer el nuevo alcalde de la capital, Antonio Silván, anunció a los ciudadanos tras jurar su cargo, consciente de que la nueva era política que ha comenzado obliga al máximo consenso. Conseguir la estabilidad del gobierno de la ciudad será, según relató, su principal obsesión durante los cuatro años que tiene por delante, con los retos de alcanzar la gobernabilidad de León y lograr acuerdos «estables y sólidos porque León lo merece».

«Intransigencia» ante la corrupción, diez ejes «primordiales» en su gestión municipal y el ruego de responsabilidad colaboración y compromiso a todos los grupos municipales «para encarar un mandado marcado, por encima de cualquier interés partidista o ideológico, por la suma de esfuerzos y la unidad en torno al bien común de la ciudad y sus vecinos», marcaron los principales ejes de un discurso de veinte minutos.

Antonio Silván, el candidato del PP, se convirtió ayer en el octavo regidor de la democracia en la capital, en una investidura en la que alcanzó el apoyo de la mayoría absoluta tras recibir el refrendo de los cuatro concejales de Ciudadanos gracias al pacto rubricado. Su toma de posesión estuvo arropada por el ministro de Justicia, Rafael Catalá. Es la primera vez en la historia que un miembro del Ejecutivo Central acude a este acto en la capital.

En la votación, los socialistas respaldaron a su propio candidato, José Antonio Diez. León en Común y la UPL optaron también por el mismo camino, mientras Despierta León decidió abstenerse

Una larga ovación acompañó el momento (instantes antes de las 12.15 horas) en el que Antonio Silván fue proclamado alcalde de León. Y la encargada de entregarle el bastón de mando fue la edil socialista Adela Borge, en su calidad de concejala de mayor edad. Ya con la banda, la medalla y la insignia, dio los mismos atributos a los 26 concejales.

En su discurso, casi cinco minutos dedicados a los agradecimientos y felicitaciones, con parada especial a sus socios en el pacto de investidura: Ciudadanos. «Hoy han apoyado este proyecto mayoritario de gobierno. Quiero que sepáis, que este respaldo que nos habéis proporcionado, será administrado con rigor y transparencia para dar estabilidad al gobierno de la ciudad». La emoción, hasta ese instante contenida, llegó cuando nombró a su familia (sus padres, su esposa, su hijo y sus hermanos) y sus amigos. Las palabras comenzaron a quebrarse en ese instante.

«Aire fresco» y «pluralidad». Dos aspectos que el nuevo regidor destacó de la nueva corporación, a la que pidió «compromiso con el contrato que hemos suscrito todos y cada uno con los vecinos de León que nos han elegido». Recordó el mensaje de las urnas en la capital. «Los leoneses decidieron un gobierno y una administración de la ciudad desde el diálogo, el entendimiento, reflejo de una ciudad abierta y plural». Silván aseguró haber tomado nota de la misiva y puso como ejemplo el pacto alcanzado con los cuatro ediles de C’s para su investidura. Comprometió también reivindicación y exigencia ante el resto de las administraciones desde «la colaboración leal». «Como alcalde es mi deber, mi obligación: reivindicar lo mejor para esta ciudad».

El nuevo regidor se detuvo con detalle en la defensa «de la honradez, honestidad y vocación de servicio de la actividad pública». Y habló de «la ejemplaridad» que debe presidir la acción de los responsables públicos «siendo absolutamente intransigentes con quienes sólo buscan el propio interés, demostrando que los comportamientos ilícitos, cosa de unos pocos, no pueden empañar el esfuerzo y rigor de quienes honradamente nos dedicamos al servicio público». Lamentó que «por culpa de unos pocos, la cosa pública no goza de mejor salud y muchas personas se han distanciado de la política y debemos aceptar que hay motivo para ello».

Antonio Silván se mostró convencido de que deben de ser los gobiernos locales «los llamados a liderar la transformación que la sociedad exige» e incidió en la necesidad de «devolver el prestigio a nuestras instituciones y recuperar la confianza y la credibilidad en la política; estoy seguro de que todos vamos a estar a la altura en este crucial momento». Regeneración, transparencia, legalidad, cercanía, participación y honestidad «como señas de identidad del trabajo público», enfatizó.

También, intenciones, plasmadas en un decálogo: Refuerzo a la atención a los más desfavorecidos, creación de empleo, colaboración institucional, transparencia y participación ciudadana, sostenibilidad económica del Ayuntamiento, más promoción de la ciudad (Marca León), calidad en la prestación de servicios, potenciación de las nuevas tecnologías y preservar las señas de identidad.

«Lejos de proyectos grandilocuentes, la prioridad está en la atención de las necesidades del día a día en León. Empezamos a construir el León que queremos. Deseo ser un buen alcalde para todos los leoneses y desde hoy ya estoy aprendiendo...».

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