Espíritu cultural

Los mismos afanes y esfuerzos se producen en una pequeña ciudad que en el gran teatro del mundo». Cuando leí esta frase del filósofo alemán Friedrich Hegel, me lo creí. Creí sinceramente que con afán y esfuerzo, una pequeña ciudad podía competir con la excelencia de ese gran teatro que es el mundo. No era un mero acto de fe. Conocía a hombres y mujeres de León que estaban tan arriba como tantos otros que yo había leído y visto en la televisión. Gente que en otros foros, en otras ciudades, incluso en otros países y continentes, serían aplaudidos por sus logros incontestables.

Y así ha sido. Tenemos actualmente, en vida, varios miembros de la Real Academia de la Lengua y también de la Historia, varios Premios Nacionales de las Letras, Un Premio Cervantes... en otras disciplinas, fotografía, pintura, moda, música... tenemos una aptitud fascinante para inundar museos, salas de música, desfiles internacionales como los mejores de las capitales de moda. La literatura más joven de esta ciudad gana premios nacionales e internacionales, es invitada a los mejores ciclos de España y del resto del mundo y publica con los sellos referentes de nuestro país.

Y pese a todo esto, León sigue sin tener una programación estable de literatura a nivel institucional. León no es capaz de generar en su territorio la ilusión y admiración por los escritores y poetas de su tierra. León sigue sin contar con un Observatorio del Libro donde la actividad anual sea un referente para tantos escritores potenciales que da nuestra ciudad, y los tantos que atraería con un programa estable, compuesto por becas literarias, de estancia, de edición, de fomento a los escritores nuestros en otros lugares...

Todo esto... programas de literatura base, lecturas y conferencias anuales de escritores nacionales de primer orden, y el apoyo y creación de al menos un par de festivales internacionales, becas y apoyos a los escritores locales para representar esta ciudad en otros foros del país y del extranjero... no le costaría a esta ciudad más que unos cientos de miles de euros. Tal vez, con tres o cuatro, para empezar, bastaría. Esa cantidad tan nimia, a nivel de inversiones, supondría situar a León como referente nacional para televisiones, instituciones y medios especializados. Esta publicidad atraería sin duda inversiones concretas y generaría un valor añadido de primera importancia para el turismo en nuestra región. Las cuentas son sencillas. Invertir en literatura es rentable y económico. Las posibilidades municipales son inmensas y el coste tan escaso no debería ser problema. Pero hace falta una cosa: creérnoslo. Si esta ciudad y sus gestores municipales se lo creen, todos los implicados estaríamos dispuestos a echar una mano por elevar y fomentar una economía basada en la cultura. Con ganas y motivación, a León le saldría muy barato colocarse en la cima de las capitales literarias de nuestro país y de Europa. La cuestión es ¿Se lo creen nuestros representantes? ¿apostarán por ello?