Diario de León

Mil estrenos de cine en León

Ascensión Rodríguez Moreno conserva una colección única de programas de mano de estrenos de películas en los cines de León entre los años 40 y 70.

Ascensión Rodríguez Moreno atesora dos álbumes con los programas de mano de casi tres décadas de cine en León.

Ascensión Rodríguez Moreno atesora dos álbumes con los programas de mano de casi tres décadas de cine en León.

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ANA GAITERO | LEÓN
León

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«Magnífica refrigeración. Temperatura ideal. Encargue con tiempo sus localidades», se lee en el programilla de mano del estreno de la mítica película ‘Lo que el viento se llevó’ en León en el Teatro Emperador. Fue el 21 de junio de 1952. Comenzaba el verano y la ciudad preparaba las ferias de San Juan y Pedro.

Apenas un año antes se abría al público el nuevo cine con capacidad para más de 1.300 personas, eso sí, segregadas por clases sociales, en el esplendoroso edificio construido por Manuel de Cárdenas y Francisco J. Sanz sobre un solar de Independencia con Santa Nonia.

El cinematógrafo entraba en su edad doraba y las salas de exhibición se multiplicaban en León. En 1949 abría el Gran Cine Condado en la calle Villafranca de León. Desde la primera hasta la última proyección en esta sala, que hoy es un bingo, trabajó allí como acomodadora Julia Moreno Otero. Se aficionó a guardar los programillas de mano de los estrenos que conserva su sobrina, Ascensión Rodríguez Moreno, en dos álbumes que suman cerca de mil películas.

Tres décadas de cine en mil programas de mano que reflejan la pasión y el esmero con que se diseñaba la publicidad para promocionar los estrenos y son un reflejo de lo que miles de leoneses vieron en la gran pantalla mientras comían pipas y las parejas intentaban hacer manitas.

Casi un millar de octavillas a todo color, como el cine, que forman todas juntas los fotogramas en papel de la edad dorada del séptimo arte y de las salas de exhibición en León, así como de las imprentas que realizaban el material publicitario, sobre todo Gráfica Leonesa, ubicada en la calle La Rúa.

Los teatros y cine cantaban sus adelantos y los progresos del cine en la contraportada de los programas de mano. «Estreno del maravilloso technicolor que todo el mundo quiere ver», reza la hoja volandera de la película Lola la Piconera que estrenó el Gran Cine Condado el 8 de marzo de 1952. Con Los crímenes del museo de cera se entregaron al público, además del programa, unas gafas para ver la «primera y única película que se ha filmado en perfecto cine en relieve». El 3D se estaba gestando. Fue el 14 de enero de 1954. Ramiro Fernández fue el fundador del Gran Cine Condado, recuerda Ascensión, una empresa que con el tiempo se llamaría Ramifer y adquiriría nuevas salas en la capital.

Ascensión recuerda que desde muy pequeña empezó a aficionarse al cine por la influencia de su tía. «Recuerdo muy especialmente La sirena y el delfín, con Sofía Loren y Alan Ladd, una película de 1957, que llegaría a León un año después. Tanto que ha buscado sus huellas en Grecia. «En el Museo Nacional de Atenas está la figura del niño que aparece en la película. Va montado en un caballo en lugar de un delfín», comenta.

El cine era el mayor entretenimiento de la época. Recuerda que las salas eran «estilo teatro». Nunca olvidará las butacas rojas tapizadas y la presencia de dos acomodadores, uno en cada puerta, que «te llevaban a los asientos con una linterna y les dabas una propina».

Va pasando páginas de los álbumes y cada película le trae algún recuerdo, como ‘Ninotchka’, «donde dicen que salía sonriendo la Garbo por primera vez». Las de Audrey Hepburn también están entre sus preferidas, especialmente ‘Charada con Cary Grant, y’ Desayuno con diamantes’. «Soy una enamorada del cine», afirma. Ver en la gran pantalla películas como Los pájaros, de Hitchcok «daba miedo» y durante dos años «cada vez que me acercaba a la orilla del mar miraba a ver si había gaviotas».

El programa más antiguo de la colección es del Cine Mary, del estreno de la película ‘Enviado especial’ de Alfred Hitckoch. Fue el 19 de enero de 1945 en sesiones de tarde, a las 19,30 horas, y noche, a las 10.30. El precio de las butacas de patio era de 6 pesetas, por la tarde, y de 4.70 por la tarde. Las hojitas se imprimieron en la Imprenta Proa, aunque sería Gráfica Leonesa, de la calle La Rúa, la que más trabajaría para el sector, al menos en esta colección de programas que a Ascensión Rodríguez Moreno le gustaría que quedara en manos de alguna institución pública. «Me los iban a comprar en la Biblioteca Pública, pero empezaron con los recortes y me dijeron que no hay dinero», apunta. Lo que no quiere es vender los programas sueltos, como le han pedido algunas personas.

 El invento de los hermanos Lumiére se contempló por primera vez en la feria de Todos los Santos de 1886, aunque «las verdaderas imágenes en movimento» no llegarían hasta un año después cuando se instala un kinetógrafo en un café de la ciudad. «Un ‘ameno y científico’ espectáculo que permitía a los leoneses, previo pago de 75 céntimos, conocer el invento que Edison había presentado en Nueva York tres años antes. El Casino Leonés estrenaría un kinematógrafo en 1900 y ofrecía sesiones por 25 céntimos y a partir de 1903 el Pabellón Oriental y el Cinema Lux ofrecían hasta tres sesiones diarias.

Fue todo un éxito, en 1904, la proyección de los 50 metros de película de la salida de misa de 12 de la Catedral, la primera película de temática leonesa en la que la gente se admiraba por reconocer a todos los personajes que aparecían. El mérito fue debido al señor Pradera, que repitió en León una de las primeras obras del cine en España, Salida de misa de 12 del Pilar de Zaragoza, dirigida por Eduardo Jimeno en 1896. El 9 de octubre de 1953 se estrenaría en Teatro Emperador La Guerra de Dios, una película que transforma la lucha de clases en relaciones paternales y ambientada en la cuenca minera del Bierzo Alto que se zanja con el paternalismo propio de la época.

El Teatro Principal, de la plaza de San Marcelo, ofreció sesiones de cine mudo en las que se acompañaba a las películas con piano o gramola. Le tomaría el relevo el Teatro Alfageme en la calle Ramón y Cajal a partir de 1928. En 1936 se inaugura el Cine Azul en Ordoño II, aunque en el café del mismo nombre ya se proyectaban películas desde una década atrás. El Cine Avenida abrió en 1939 en la actual Gran Vía de San Marcos, muy cerca de la calle Lope de Vega promovido por el empresario Jacinto Lobato. Cuentan que los grandes estrenos se producían el domingo de Resurrección, tras la rigurosa Semana Santa.

Poco a poco el cine empezó a llegar al extrarradio de la ciudad. En 1940 se abrió el cine Lemy en la avenida de Madrid, hoy alcalde Miguel Castaño y en 1948 abriría sus puertas el Cine Crucero en el barrio ferroviario, una sala para las clases populares muy sencilla en contraste con el Gran Cine Condado, de 1949, o el Teatro Emperador de 1951. El Trianón abrió en 1953 y sería uno de los primeros en cerrar, en 1986.

Los finales años 40, los 50 y los 60 fueron, sin lugar a dudas, la época esplendorosa del cine y de estas legendarias salas de exhibición. Los programas que pasaron a manos de Ascensión Rodríguez desde muy pequeña y que ella misma completó hasta 1970 dan fe de ello y son testigos de la evolución del género, en cuanto a técnicas y temas.

El 26 de febrero de 1965 se estrenó la película protagonizada por Gregory Peck ‘Matar a un ruiseñor’, basada en la novela de la escritora estadounidense Harper Lee, en el Cine Condado. Ese año, el Emperador invitaba a «reservar su entrada con antelación» para «admirar este suceso cinematográfico» que no era otro que el estreno de ‘55 días en Pekín’.

Gilda llegaría por segunda vez a León, aunque de nuevo se anunció como estreno, el 13 de junio de 1967 también en el cine de la calle Villafranca que cerraría en 1990. Sin escándalo ni protestas como ocurriera a finales de la década de los 40 y con un nuevo cartel colerado.

Fue en estos años 60, conocidos como los del desarrollismo y cierta apertura de la dictadura, cuando algunos institutos se convierten también en salas de cine. Así, la película Tómbola protagonizada por Marisol fue estrenada en el Instituto Masculino Padre Isla el 3 de diciembre de 1967. Ya empezaban a abundar películas españolas de bizarros títulos en la cartelera: Los asesinos las prefieren rubias o La chica que sabía demasiado, al lado de grandes cintas como El Verdugo o Del rosa al amarillo.

¡Emocionante estreno!, anunciaba el Cine Condado para el 26 de septiembre de 1967 con la proyección de Las nieves del Kilimanjaro. La piscina, «la única película que Alain Delon hizo con Romy Scheneider cuando eran novios», apostilla Ascensión, llegaría el 15 de diciembre de 1969.

‘Vivan los novios’, otra película de Berlanga que se estrenó en el Cine Condado el 9 de junio de 1970 es una de las últimas de las que conserva el programa de mano. «Me casé el 9 de julio y me fui a Holanda y ya no guardé más programas», comenta Ascensión. Empezó para ella una película real. Una historia para otra ocasión.

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