Diario de León

La mina de oro del turismo sigue en Las Médulas

El Bierzo todavía tiene pendiente el reto de convertir su paisaje, su historia y su patrimonio arquitectónico en un motor económico con mayores prestaciones .

El arco iris en Las Médulas, visible desde el mirador de Orellán, con los picachos de arcilla rodeados de castaños y al fondo a la izquierda la sombra de la cantera de Peña El Rego, ya sin actividad.

El arco iris en Las Médulas, visible desde el mirador de Orellán, con los picachos de arcilla rodeados de castaños y al fondo a la izquierda la sombra de la cantera de Peña El Rego, ya sin actividad.

Publicado por
C. FIDALGO
León

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El turismo no es la panacea universal, ni el sustituto de los miles de empleos que en su día generó la minería del carbón, pero sería muy torpe desdeñarlo como uno de los pilares económicos que deben sostener el futuro de la comarca del Bierzo: un lugar privilegiado por su paisaje, por su historia y por su patrimonio monumental, que no termina de cuajar del todo como destino turístico de primer orden; ese que consigue que los visitantes —y el Camino de Santiago es un poderoso foco de atracción, una apuesta segura— pernocten en los alojamientos hosteleros y dediquen tiempo a conocer el entorno.

Además de la Ruta Jacobea, el Bierzo tiene buenas bazas. Desde 1997, puede presumir de contar en Las Médulas con uno de los pocos paisajes culturales del planeta que han logrado el reconocimiento de Patrimonio Mundial de la Humanidad. La gestión del espacio, sin embargo, todavía no ha logrado unir a las distintas administraciones implicadas en un órgano único. Y aunque en los últimos años, los esfuerzos por ofrecer una atención más profesional al turista han permitido la apertura de la Casa del Parque y el Centro de Recepción de Visitantes del Consejo del Bierzo para acompañar a la en otro tiempo solitaria Aula Arqueológica, los intentos por implantar una entrada única que permita ver todos los espacios divulgativos, incluyendo la nueva Domus romana o el Aula de Puente, visitar el circo de la antigua explotación con guías, subir al mirador y entrar en la galería de Orellán o conocer los canales que traía el agua para provocar la ruina montium con la que se extraía el oro han sido hasta el momento un fracaso.

Todo eso se puede hacer, pero por separado, y con una media que cada año se acerca un poco más a los cien mil visitantes, Las Médulas, siguen siendo al día de hoy una mina de oro para el turismo en el Bierzo de la que se podría sacar más rendimiento, pero sin olvidar que las necesidades conservación de los restos arqueológicos, de los picachos de arcilla o del bosque de castaños, tiene que ser la prioridad y que los habitantes de la zona —a los que las administraciones están tratando de implicar más en el desarrollo del sector— debe ser los primeros que se beneficien de la riqueza que genera el paraje y deben disponer los servicios públicos adecuados: los problemas de abastecimiento empiezan a ser una carencia endémica.

A corto plazo, y aparcado el debate sobre la entrada única, Las Médulas se beneficiarán en los próximos cuatro años del Plan 20/20 de la Junta de Castilla y León, un fondo de 600.000 euros dividido en cuatro anualidades que se presenta como una auténtica caja de pandora en el que caben actuaciones muy diversas; desde la mejora de la arquitectura rural a la conservación de los yacimientos, la formación de guías turísticos y el asesoramiento a los empresarios de la hostelería. El Consejo centra su apuesta en rentabilizar edificios que permanecían cerrados como la Domus y el Aula de Puente. Y la Fundación Las Médulas, que ha perdido importantes patronos desde su creación ,aspira ahora a hacerse cargo de la gestión de las visitas a la Casa del Parque.

Otro reto igual de interesante está en el Valle del Silencio, candidato, casi eterno, a recibir también la declaración de Patrimonio de la Humanidad, y con un patrimonio arquitectónico en torno a la iglesia mozárabe de Peñalba, el Monasterio de San Pedro de Montes, que languidece sin apenas uso turístico, la Cueva de San Genadio y la huella de la Tebaida Berciana como principales atractivos para un turismo de interior que busca paisaje, senderismo y cultura. El proyecto Genadii, que ha abierto un centro de interpretación en Peñalba gracias al impulso de la Fundación del Hospital de la Reina, aparece como una buena oportunidad.

Sin salir de Ponferrada, comienza a cobrar forma después de años cerrada y sin funcionamiento la puesta en valor de Herrería de Compludo. En la capital del Bierzo, fiestas como la Noche Templaria se han convertido en un referente estival en el Noroeste, ayudada por el otro faro turístico y cultural de la comarca como es el Castillo de Ponferrada, convertido no sólo en un museo de facsímiles de códices y en una Biblioteca Templaria, sino en verdadero centro de congresos y actividades. Un impulso decisivo para el turismo local debe ser la reciente declaración de la Semana Santa de la ciudad como Fiesta de Interés Turístico Nacional. Aunque la ciudad todavía deja escapar oportunidades cuando trenes turísticos como el Al Andalus de Renfe no hacen parada con visitas guiadas en la estación de Ponferrada, nada se ha hecho por recuperar los talleres de La Placa o impulsar el ferrocarril turístico minero. Y es que en pleno siglo XXI todavía hay trenes que pasan de largo por el Bierzo.

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