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Sánchez-Camacho se proclama frente a las dudas del PP sobre su liderazgo

Los populares temen sufrir un retroceso mayúsculo en las elecciones del 27S.

La presidenta en Cataluña, Sánchez-Camacho.

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nuria vega | madrid
León

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El PP de Cataluña quiere seguir adelante con sus planes y prepara para el próximo fin de semana el acto de proclamación de Alicia Sánchez-Camacho como cabeza de cartel para las elecciones del 27 de septiembre. La presidenta hace oídos sordos a las críticas de algunos dirigentes regionales que cuestionan su idoneidad para hacer frente al desafío independentista, e ignora las dudas de la dirección nacional del PP, donde se sopesa si es la mejor opción y se barajan otros nombres ante unas expectativas electorales desalentadoras.

Si hasta el momento en las quinielas entre miembros del PP figuraban los ex alcaldes de Badalona y Castelldefels, Xabier García Albiol y Manuel Reyes, la diputada Dolors Montserrat, incluso Alejandro Fernández, presidente del partido en Tarragona, ahora una opción toma cuerpo cuando la dirección nacional está a punto de acometer el análisis sobre sus posibilidades reales en Cataluña. En una apuesta por la continuidad, Enric Millo, actual portavoz en el Parlamento autonómico, aparecería como uno de los mejor situados para encabezar la candidatura del partido. Lo que descartan en la formación es que Andrea Levy, la nueva vicesecretaria de Estudios y Programas, pudiese ser promocionada.

En este escenario, entre los altos cargos del PP nadie se atreve a confirmar la continuidad de Sánchez-Camacho, pero tampoco a lo contrario, porque saben que en última instancia todo está en manos de Mariano Rajoy, muy poco partidario de revoluciones y menos aún en Cataluña. Una vez más en este año electoral, el jefe del Ejecutivo deberá apostar por quien crea que tiene más posibilidades de salvar los muebles del partido en las urnas.

Hay algunos factores que juegan en contra de la dirigente catalana, a la que, al margen de la decisión que se adopte, muchos dan por amortizada. Es cierto que su imagen se vio tocada tras la cita que mantuvo en el restaurante barcelonés ‘La Camarga’ con la ex pareja de Jordi Pujol Ferrusola. Un encuentro en el que Victoria Álvarez confesó las irregularidades que podría haber cometido el hijo del ex presidente catalán, pero también otras cosas. Sánchez Camacho siempre defendió que no tuvo pruebas suficientes, más allá de «vaguedades», para poder llevar el asunto a los tribunales. Pero no será esta polémica, en cualquier caso, lo que más pese a la hora de resolver el dilema. Lo importante, en realidad, es que las encuestas no acompañan y que en el PP de Cataluña sube el volumen de las voces que censuran cómo se ha gestionado el partido ante el planteamiento de secesión formulado por Convergencia.

Algunos dirigentes se mueven para reclamar otro cabeza de cartel, y más contundencia y destreza para no acabar condenados a ejercer un papel residual en el escenario catalán.

En el círculo de confianza de Sánchez Camacho, sin embargo, no se plantean un cambio a tan poco tiempo de las elecciones.