Diario de León

Iglesias impone su ley en Podemos

Su aplastante elección en las primarias y el aval en su estrategia de pactos son un último paso de la hoja de ruta que trazó hace año y medio para asaltar La Moncloa.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.

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ander azpiroz | madrid
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A lo largo del último año y medio se ha escrito sobre luchas internas en Podemos, del enfrentamiento en la organización entre un sector oficialista y otro crítico o de las sonadas dimisiones de dirigentes descontentos como la del emblemático Juan Carlos Monedero. Todo ello queda en segundo plano cuando se examina el poder que Pablo Iglesias ha acaparado en el partido. Tanto que resulta complicado imaginar el presente y el futuro de la formación sin su líder. Podemos presume de ser un partido creado desde las bases y de una participación interna que le diferencia de cualquier otra fuerza política. Sin embargo, gravita en torno a su todopoderoso secretario general en detrimento de los círculos de los que nació.

El primer paso de Iglesias para cimentar su control sobre Podemos fue proponer el pasado octubre unos estatutos elaborados a su medida. En esta primera batalla se enfrentó a Pablo Echenique -partidario, por ejemplo, de una triple Secretaría General-. Ahora asegura que el barón regional es uno de los compañeros con el que mejor sintonía mantiene, pero por aquel entonces fue implacable con él. Ya con unos estatutos favorables para Iglesias en la mano, Podemos eligió en noviembre a los miembros de sus órganos de dirección nacional. Todos los puestos fueron copados por candidatos apadrinados por el líder del partido, a partir de entonces ya oficialmente secretario general.

La última prueba de fuerza de Iglesias ha sido imponerse con un 81% en las primarias para ser el cabeza de lista a La Moncloa y obtener el respaldo de un 85% en la consulta para refrendar su estrategia de alianzas solo autonómicas. Ningún candidato de peso ha osado a plantarle cara en ese camino sabedor de que, hoy por hoy, derrotarlo es una utopía. El sector crítico que abanderan la líder del partido en Andalucía, Teresa Rodríguez, y el eurodiputado Miguel Urbán censuraron el modelo de primarias elegido para confeccionar las listas al Congreso. No obstante, ninguno de ellos dio el paso de competir por la candidatura a la Presidencia. Los críticos lo dejaron claro durante el proceso: aunque no comparten muchas de las decisiones que toma su jefe de filas, no hay nadie más idóneo para intentar el asalto a La Moncloa.

Iglesias y su equipo trazaron una hoja de ruta hace año y medio para llegar a las generales. Y hasta el momento Podemos no se ha desviado ni un milímetro de lo planeado aunque el secretario general haya tenido que dirigir el partido con mano de hierro. De no ganar las generales, Iglesias ha apuntado que se plantearía su futuro en la política. La duda que surge es saber cuál sería el recorrido de Podemos sin su carismático líder. Tras la salida de la Ejecutiva de Juan Carlos Monedero el pasado abril sólo Íñigo Errejón y en menor medida Carolina Bescansa gozan de la popularidad necesaria para mantener vivo el sueño.

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