El líder del PSC hace saltar la aparente calma y provoca el enfado de Sánchez

Las chispas han vuelto a saltar entre el PSOE y el PSC justo cuando todo parecía encauzado gracias a la renuncia de los socialistas catalanes a la defensa del llamado ‘derecho a decidir’. Pedro Sánchez dejó ayer claro su malestar con el primer secretario catalán, Miquel Iceta, por el apoyo de los concejales del PSC a que los ayuntamientos de Casteldefells y Tarrasa se incorporen a la Associació de Municipis Independentistes (AMI).

Lo hizo a puerta cerrada, durante la reunión de la ejecutiva permanente que ayer hizo balance de su primer año como secretario general del partido. Sánchez, que estuvo en Barcelona con Iceta la semana pasada, le había reclamado que impidiera la colaboración de miembros de su partido en esa aventura y el hecho de que no fuera capaz de hacerlo es, a ojos de la dirección del partido, muy preocupante. Entre otras cosas, porque evidencia la debilidad de su liderazgo a dos meses de las autonómicas.

Cataluña es un territorio importante para el principal partido de la oposición. No solo por su trascendencia en la vida política y económica de España sino porque sobre ella y sobre Andalucía ha cimentado durante la democracia todas sus victorias electorales. Ahora, con el PSC bajo mínimos, eso no será posible, pero aún así Sánchez tiene claro que debe hacer de ese territorio una de sus prioridades.

En un intento de evitar nuevos encontronazos, la ejecutiva creó ayer, según fuentes de la dirección, un grupo de trabajo que tendrá el encargo de coordinar discursos y estrategias. «Las cuerdas tienen que estar afinadas cuando hablemos de reforma constitucional o del sistema de financiación», remarcan.