La oposición acusa al presidente de describir una España irreal
El presidente del Gobierno vive en un país diferente a la España real. La oposición al completo coincidió ayer en este diagnóstico después de escuchar el discurso de Mariano Rajoy. Hubo unanimidad en criticar que el jefe del Ejecutivo presuma de la mejoría económica cuando en España miles de familias sobreviven con todos sus miembros en el paro o que la brecha de la desigualdad social es hoy mayor que cuando el PP llegó a La Moncloa hace casi cuatro años.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, denunció que «la derecha ha provocado la mayor fractura social, política y territorial de nuestra historia reciente». En su discurso de clausura del congreso de los socialistas madrileños, el jefe de la oposición señaló que «los españoles hace tiempo que le tomaron la matrícula a Rajoy». El jefe del Ejecutivo, añadió, será recordado por ser el presidente de la persecución fiscal a los trabajadores, el de la amnistía fiscal a los defraudadores o el de los recortes sociales. Sánchez también atacó al líder del PP por la situación a la que se ha llegado en Cataluña. Por último, el secretario general golpeó al PP por su flanco débil, el de la corrupción.
Albert Rivera se mostró sorprendido de que el presidente saque pecho «sin tener en cuenta la tasa del 22% del paro o que un 90% de contratos son precarios». Según el líder de Ciudadanos, el jefe del Ejecutivo sigue sin entender la situación de la clase media trabajadora y le recordó que deja como herencia una deuda peor que la de José Luis Rodríguez Zapatero.
En Podemos la encargada de dar réplica al discurso del jefe del Ejecutivo fue la secretaria de Coordinación, Ángela Ballester. En opinión de la dirigente del partido morado, «Rajoy no describió la España real sino la suya, donde todo va bien».
Para Alberto Garzón, el discurso de la recuperación de Rajoy es «pura fantasía» para una mayoría de la ciudadanía que vive en precario y al límite. El candidato de IU a La Moncloa añadió en su valoración que «no es justificable el optimismo exacerbado de Rajoy».