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Mas liquidará su desafío soberanista si no logra los 68 escaños en las urnas

La convocatoria electoral no hará el lunes alusión alguna al carácter plebiscitario.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas.

Publicado por
Alfonso Torices | MAdrid
León

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Artur Mas ha confesado públicamente que sabe que él y todo el independentismo político, como si de una ruleta se tratase, se la juegan el próximo 27 de septiembre a todo o nada. Si esa noche, cuando cierren los colegios electorales en Cataluña, la lista de ‘Juntos por el sí’, la candidatura de unidad formada por Convergencia, Esquerra y representantes de las principales plataformas sociales secesionistas, no logra al menos 68 escaños, la mitad más uno del Parlament, el actual presidente de la Generalitat puede dar por liquidado su desafío al Estado y su hoja de ruta de ruptura con España y, también, con seguridad su carrera política.

El presidente catalán no pudo dejarlo más claro hace quince días, ante la convención de su partido, cuando aseguró que si los secesionistas desaprovechan la oportunidad del 27-S «la siguiente tardará mucho en llegar», porque el tren de la independencia «entrará en vía muerta» y «Madrid (por el Estado) nos pasará por encima sin misericordia».

La polarización y radicalidad del escenario político catalán se debe a que el líder de Convergencia se dispone a convocar el lunes unas elecciones autonómicas anticipadas —a la legislatura le quedaba aún más de un año— que por decisión propia ha planteado como plebiscitarias, unos comicios con los que quiere rodear la legalidad y sustituir al referéndum por la independencia que no le autorizaron a celebrar el pasado 9 de noviembre ni el Gobierno, ni el Congreso, ni el Tribunal Constitucional.

Idénticos

El decreto oficial, por supuesto, no hará la mínima alusión a esta pretensión, será idéntico a los otros diez anteriores con quese convocaron elecciones autonómicas en esta región para evitar que el Constitucional lo anule por violar la Carta Magna y usurpar la soberanía nacional. Pero Mas ya ha pactado por escrito con Oriol Junqueras y los movimientos secesionistas que si en septiembre obtiene la amplia mayoría que persigue será la señal que espera para oficializar en ocho meses un proceso unilateral de ruptura con España, que debe concluir en una declaración de independencia y la aprobación de la Constitución de la República Catalana.

Pese a todo, el dirigente independentista demuestra con sus llamamientos dramáticos a los indecisos para que se vuelquen en el apoyo a su plataforma que no tiene la seguridad de que vaya a ganar el órdago prebiscitario que él mismo ha lanzado. El propio barómetro sociológico del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (el CIS catalán) apuntó el mes pasado, a solo tres meses de los comicios, dos elementos que abren un escenario de incertidumbre sobre el resultado del 27-S: los catalanes que no quiere romper con España le sacan ya siete puntos de ventaja a los secesionistas y los partidos independentistas y las siglas partidarias de seguir formando parte España están empatadas en intención directa de voto.