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Despedida multitudinaria a las víctimas del doble crimen de Cuenca

La madre de Marina Okarynska, a su llegada al funeral.

Publicado por
J. V. Muñoz-Lacuna | Toledo
León

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La ciudad de Cuenca dio su adiós ayer a Laura del Hoyo y Marina Okarynska, las dos jóvenes cuyos cadáveres aparecieron el pasado miércoles junto al río Huécar, en Palomera (Cuenca), después de casi una semana de intensa búsqueda tras la denuncia de sus desapariciones. Las dos, grandes amigas, reposarán para siempre muy cerca la una de la otra en el cementerio municipal de Cuenca adonde fueron conducidas después del mediodía.

Antes de los sepelios se celebraron sus respectivos funerales. El primero se ofició en la iglesia de San Fernando, que se quedó pequeña para acoger a los cientos de conquenses que quisieron despedir a Laura del Hoyo, de 24 años. El féretro llegó en medio de un fuerte aplauso a la iglesia en un coche fúnebre al que seguía otro vehículo cargado de coronas de flores. En una de ellas, la de su familia, se podía leer «Con cariño». El féretro de Laura fue el primero en ser trasladado al cementerio municipal. Su prematura muerte a los 24 años impedirá que cumpla uno de sus sueños: estudiar peluquería.

Media hora más tarde del funeral de Laura se iniciaba el de Marina, de 26 años, en la iglesia de San Esteban. Un sacerdote del rito grecolatino se sumó a los sacerdotes católicos en la ceremonia con el fin de atender a la familia ucraniana de Marina, que había encargado una corona con el mensaje «no te olvidaremos». Su féretro también fue recibido por un fuerte aplauso de los cientos de conquenses que se acercaron a la iglesia. Algunos de ellos eran ex compañeros de la empresa de muebles en la que trabajó durante un tiempo, cuando era novia de Morate, pues la fábrica es propiedad de su familia.