Diario de León

Morate confesó a su amigo rumano que había matado a Marina y Laura

El presunto asesino paseó por Lugoj cuando se creyó a salvo de la policía.

Istvan Horvath, el ciudadano rumano acusado de ayudar a ocultarse a Sergio Morate.

Istvan Horvath, el ciudadano rumano acusado de ayudar a ocultarse a Sergio Morate.

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A. Torices | Madrid
León

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Istvan Horvath, el amigo rumano que ocultó durante uno o dos días a Sergio Morate en su apartamento de Lugoj, va a convertirse en uno de los principales problemas del presunto asesino de las jóvenes conquenses Marina Okarynska y Laura del Hoyo.

Gracias a este hombre de 27 años, con el que Morate trabó una gran amistad hace cinco años en su etapa de recluso, la justicia rumana ya sabe que el homicida español le mintió el viernes pasado cuando, ante la Corte de Apelación de Timisoara, en una vista previa para su entrega a España, se declaró inocente del doble crimen que le imputa un juez instructor de Cuenca.

Horvath le explicó ayer a los jueces que Morate le comentó el miércoles pasado, pocas horas antes de que la policía local les arrestase a ambos en el apartamento en el que vive con su familia, que había matado tanto a su ex novia, Mariana Okarynska, como a la amiga que la acompañó accidentalmente a recoger sus enseres de la casa del asesino, Laura del Hoyo.

«He matado a Marina», explicó a Efe Horvath. Se lo dijo poco antes de que también confesase a la esposa del rumano que había matado a Laura, aunque reconoció que «no tenía culpa (de nada)».

Este hombre, que ha quedado en libertad, pero está imputado por complicidad, aseguró que aunque se lo dejó así de claro nunca le creyó, porque su impresión era que se llevaba bien con su ex novia y porque afirmó que Morate tiene tendencia a «hacerse el machote» y a decir «cosas que no hace».

Lo cierto es que el rumano, que por pura lógica de su imputación no puede decir que ocultó un crimen a la policía, no puso en valor un dato tan importante como que también le confesó que había enterrado los cadáveres en el humedal de la Palomera, justo donde fueron encontrados el miércoles pasado La declaración judicial de Horvath no dejó para nada en buen lugar a Morate, del que dijo que desde luego no está atenazado por el remordimiento. Comentó que una vez que el miércoles comenzó a sentirse a salvo de la persecución de la policía española, el presunto asesino estuvo paseando por las calles de un Lugoj en fiestas «tan campante» y con un estado de ánimo totalmente «normal».

El interrogatorio también sirvió para echar algo más de luz sobre los pormenores de la huida de Morate. Indicó que su amigo le envió un día después de los crímenes un mensaje en el que le decía «la he cagado» y que, dos días más tarde, el lunes pasado, le llamó para decirle que se iba para Rumanía. Lo que coincide con los datos policiales, que lo sitúan el martes en el puesto fronterizo de Portbou, cruzando a Francia.

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