Diario de León

Los tropiezos del ministro

Encendió la polémica al hacer paralelismos entre ETA y el aborto o la yihad y los independentistas catalanes y ha hecho peligrar tres operaciones antiterroristas.

El titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, durante una comparecencia en el Congreso.

El titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, durante una comparecencia en el Congreso.

Publicado por
M. Sáiz-pardo | Madrid
León

Creado:

Actualizado:

Ocupa, sin duda, uno de los puestos más delicados en cualquier Gobierno, el de ministro del Interior. Sus decisiones políticas, como las de sus antecesores, siempre son discutidas. El hecho de ser el ‘padre’ de la criticadísima ‘ley mordaza’ le ha valido una avalancha de ataques. Pero ni siquiera su papel determinante en esa nueva Ley de Seguridad Ciudadana ha provocado tantas polémicas como sus actuaciones personales y su incontinencia verbal.

Jorge Fernández Díaz es, con mucho, el ministro más polémico de toda la legislatura por sus comentarios y sus acciones. Y la cosa arrecia, según avanzan los meses. La reunión con Rodrigo Rato el pasado 29 de julio en su despacho ministerial es solo el último charco en el que se ha metido, sin encomendarse a nadie, el veterano político catalán. Fernández es un auténtico especialista en lanzarse sin red. Se tira a la piscina haya o no agua. Le gustan las controversias, tengan o no que ver con sus competencias, sobre todo si por medio está la religión, la Virgen o los nacionalistas.

«Es Fernández en estado puro», comentaba el martes un alto cargo de Interior sobre la reunión que el ministro mantuvo con Rato. «Una fernandada más», añadía, refiriéndose al término con el que sus colaboradores, de manera cariñosa, se refieren a sus tropiezos y ocurrencias, como la de entrevistarse en su despacho con el imputado más famoso de España (con permiso de Luis Bárcenas) y esperar que la noticia no saliera a la luz pública o que la ciudadanía entienda como normal ese encuentro entre «viejos amigos».

Una denominación, «fernandada», que al ministro no le hace ninguna gracia —pero ninguna— y que nació a raíz de la fijación de Jorge Fernández por ‘reventar’ importantes operaciones policiales, dando él mismo la exclusiva, aun cuando el operativo estaba todavía en marcha.

El tuit de la discordia

La última fue sonada. Aunque le costó la cabeza a su jefe de Comunicación, Albert Gimeno, dicen que fue el ministro quien presionó para que aquella mañana de enero de 2014 su departamento se precipitara al enviar un tuit y un mail a todos los medios anunciando varias detenciones en una redada contra el ‘frente de Makos’ de ETA, cuando parte de los guardias civiles que iban a participar en el operativo todavía estaban en el cuartel de La Salve en Bilbao y aún no se habían iniciado los registros de los despachos de los abogados de los presos, claves para la investigación.

No era la primera vez que Fernández hacía gala de su falta de discreción. La Audiencia Nacional llegó a investigarle por un delito de revelación de secretos después de que convocara una conferencia de prensa para dar detalles sobre una operación contra los Grapo por el secuestro de Publio Cordón cuando el dispositivo policial estaba abierto y bajo secreto sumarial. Algo similar ocurrió en julio de 2012 cuando reveló con cuatro horas de antelación en una radio la detención de Juan María Mujika Dorronsoro, acusado de participar en el intento de ETA de matar en 2001 al entonces presidente del Gobierno José María Aznar con un misil tierra-aire

Su faceta de activista católico ortodoxo —es destacado miembro del Opus Dei— también le ha dado alas para meterse en avisperos. Antes de llegar al cargo en 2011 ya había protagonizado una intensa polémica al promover que se colgara una placa en el Congreso en recuerdo de Sor Maravillas, que nació en el solar que hoy ocupa la Cámara baja. Aquella iniciativa, apoyada en su momento por el propio presidente del Congreso, José Bono, fue frenada en 2008 en una votación en la que incluso el PP votó en contra.

Pero ya en el Gobierno nadie pudo detener al ministro en febrero del pasado año cuando decidió conceder la Medalla de Oro al Mérito Policial, con carácter honorífico, máxima distinción del cuerpo, a Nuestra Señora María Santísima del Amor. Antes, en 2012, Fernández Díaz otorgó la Gran Cruz de la Guardia Civil a la Virgen del Pilar, medida aprobada en Consejo de Ministros a propuesta suya. Ambas condecoraciones están impugnadas, aunque siguen vigentes. Recientemente, el máximo responsable de Interior, gran devoto de Santa Teresa de Jesús a la que cita de manera recurrente en sus discursos oficiales, pidió a la santa abulense que intercediera por España para salir de la crisis. También le perdió su fervor en marzo de 2013 cuando criticó el matrimonio homosexual porque, entre otros detalles de enjundia, dijo que esa unión no «garantizaba» la «pervivencia de la especie». Aquellas frases enfadaron al PP y al Gobierno casi tanto como la reunión con Rodrigo Rato, pero el Ejecutivo se limitó a desautorizar sus palabras.

tracking