Diario de León

La familia del batería de Los Piratas demandará a la Guardia Civil

Niegan que Fernández agrediese a un agente con un cuchillo.

Domicilio de la pareja donde ocurrieron los hechos.

Domicilio de la pareja donde ocurrieron los hechos.

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R. C. | MAdrid
León

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La familia de Javier Fernández, el ex bateria del grupo de rock vigués Los Piratas muerto por un disparo de un guardia civil que acudió el miércoles a impedir una supuesta agresión doméstica, anunció ayer que exigirá «responsabilidades penales y civiles» a los agentes porque considera que su acción fue «desproporcionada», según indicó su abogado, Gerardo Gayoso.

La otra persona a la que el abogado apuntó que también demandarán es al psiquiatra del fallecido, a quien la familia responsabiliza del «brote psicótico» que dicen que padeció en su casa de Ponteareas (Pontevedra), y que motivó la llamada a la Guardia Civil, por retirarle la medicación con la que trataba su transtorno bipolar «que estaba perfectamente controlado desde hace diez años» hasta que dejó de tomar los fármacos, según aseguró la viuda.

El letrado realizó los anuncios después de que tanto la viuda de Fernández como otros miembros de la familia vertiesen duras críticas contra el comportamiento de la Guardia Civil y desmintiesen el punto central de la versión oficial de la Subdelegación del Gobierno, que aseguró que uno de los agentes disparó sobre el músico —que murió a consecuencia del balazo— después de que cortase con un cuchillo en la cara a su compañero y tratase de apuñalarlo de nuevo. «No agredió a ningún agente. Hubo tensión, pero no agresión. Fue víctima de una mala práctica (de la Guardia Civil) que desencadenó este triste final», aseguró la esposa del fallecido en el comunicado que colgó en su perfil de Facebook.

«Un error»

Las mismas afirmaciones fueron repetidas por la madre de la mujer, que ejerció de portavoz de la familia, pese a que, al igual que su hija, no estaba presente en el interior de la casa cuando se produjeron los hechos que terminaron con una bala alojada en el abdomen de Fernández. La suegra explicó que se lo había contado un vecino que sí lo habría visto todo y que narró que el ex bateria cogió un «cuchillito» de la cocina y que lo levantó en alto, pero que no se lo clavó a nadie. «La Guardia Civil debe reconocer que cometió un error», indicó, para añadir que «no supieron gestionar la situación, se les fue de las manos».

La Guardia Civil, que mantiene su versión inicial, ha abierto una investigación interna para esclarecer lo ocurrido, algo que la institución hace siempre que uno de sus agentes dispara el arma reglamentaria. La Unión de Guardias Civiles, en un comunicado, también mantuvo que el disparo fue la respuesta al riesgo vital de uno de los guardias «que tiene lesiones efectuadas por arma blanca».

La familia de Fernández reconoció que el ex bateria dio el miércoles un bofetón a su mujer, que huyó asustada de la casa, pero aseguró que fue fruto de su crisis psicótica y no de que sea un agresor doméstico.

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