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Los pagos del 3%, en boca de todos desde la década de los 80

Publicado por
R. Gorriarán | Madrid
León

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Más que ‘vox populi’ era un ‘secreto populi’ que una de las vías de financiación de Convergència Democrática de Catalunya era el cobro de comisiones a empresas a cambio de contratos de las administraciones que gobernaba. Se admitía sin más, con normalidad. Nadie lo denunciaba ni lo hacía público. Hasta que el 24 de febrero de 2005, el socialista Pasqual Maragall, entonces presidente de la Generalitat tras 23 años de ‘pujolismo’, espetó a Artur Mas en el Parlamento de Cataluña: «Ustedes tienen un problema. Y ese problema se llama 3%».

Ese día Maragall destapó una olla que llevaba un par décadas en ebullición. Aunque la furibunda y, a la luz de los hechos posteriores, farisea reacción de Mas obligó al socialista a envainar su acusación. «Usted ha perdido los papeles», tronó el hoy presidente catalán, y añadió: «acaba de mandar esta legislatura a hacer puñetas». Maragall reculó y retiró sus palabras en aras, dijo, del interés general porque «Cataluña tiene ante sí cosas muy importantes que hacer». Se refería a la redacción del nuevo Estatut que cinco años después cercenaría el Constitucional. Pero el líder convergente, no contento con el paso atrás, exigió a los socialistas que si tenían «pruebas» de las comisiones del 3% fueran a los tribunales. Ni el PSC ni nadie acudió al juez.

Un debate recluido

La verdad es que el socialista no fue el primero en airear el cobro de las comisiones en Convergència. Con menos precisión, el que fuera líder de Esquerra, Josep Lluís Carod-Rovira, afeó al propio Jordi Pujol en 1998 «la tradición de percibir comisiones en obra pública». Pero la cosa no fue a más. Las palabras de Maragall, sin embargo, avivaron un debate recluido hasta entonces en las conversaciones privadas o en los comentarios mordaces de sobremesa.

Carod-Rovira volvió a adquirir protagonismo seis meses después para elevar el listón de las coimas al 5%. Recordó que la primera vez que habló del asunto seis años atrás, «alguien muy importante» de Convergència le acusó de haber dicho «una mentira y una injuria» porque el peaje que pagaban las empresas al partido no era del tres sino del cinco. Sus comentarios, de nuevo, se los llevo el viento tras un efímero revuelo inicial.

Pero llegó el ‘caso Pujol’ y saltaron todos los velos de la financiación del partido fundado por el ex presidente y ahora encabezado por Mas.

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