CUATRO AÑOS SIN VIOLENCIA
Los partidos vascos exigen la disolución de ETA
El nuevo presidente del PP de Álava, Javier de Andrés, ha instado por su parte a "ser exigentes y no aceptar ningún chantaje de los violentos" ahora que ETA está "en coma" y el rechazo social es "mayor que hace cuatro años"
Los partidos vascos han exigido hoy a ETA que se desarme, se disuelva y reconozca el daño causado, cuatro años después de que anunciara el fin de su actividad, salvo EH Bildu, que ha centrado el foco en el Gobierno español por continuar ejerciendo "la violencia legal contra el proceso de paz".
El Gobierno Vasco y todos los partidos han recordado hoy el histórico 20 de octubre de 2011 cuando ETA puso fin a más de cuatro décadas de terror y han destacado la necesidad de asentar la convivencia en Euskadi sin olvidar lo ocurrido.
Para el lehendakari, Iñigo Urkullu, ETA "tiene todavía mucho camino que recorrer: el desarme completo, el reconocimiento del daño injusto causado y su disolución".
Su gran reto, y también el de todo el País Vasco, ha dicho, es "asentar la paz definitiva y la convivencia futura" para dejar ese "legado" a las generaciones venideras.
Por eso, el Gobierno Vasco ha exigido a la banda terrorista que dé pasos de manera "unilateral" hacia su disolución sin esperar que las instituciones favorezcan ese proceso porque, según ha reconocido el portavoz Josu Erkoreka, a estas alturas ya no espera que el Ejecutivo de Mariano Rajoy cambie su política penitenciaria.
A su juicio, el Gobierno central podría haber contribuido en estos cuatro años a que la situación fuera mejor y ha confiado en que el nuevo Ejecutivo que surja de las urnas tras el 20 de diciembre aborde este problema desde una perspectiva "completamente distinta".
En ese mismo sentido se ha pronunciado la consejera vasca de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, quien ha alertado no obstante de que "mucha gente parece que ha olvidado esos años de plomo" pese a que ETA "sigue estando ahí" y aún debe "desarmarse y desaparecer".
De ahí, según ella, la importancia de reactivar el proceso de normalización de la convivencia, paralizado por las "diferentes posiciones de los partidos" y por eso ha lamentado que "el paso adelante" dado por la dimitida presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, se haya visto frustrado.
La presidenta de Navarra, Uxue Barkos, ha llegado a aplaudir en la forma y en el fondo la propuesta de Quiroga de promover acuerdos con otros partidos, incluido EH Bildu, en pro de la convivencia y ha considerado que la política penitenciaria debería adaptarse a la "normalidad" y no a la "excepcionalidad".
El líder del PNV, Andoni Ortuzar, cree que el cambio en la política sobre paz se producirá tras las elecciones de diciembre, haya o no cambio de Gobierno, porque el tema de ETA dejará de ser "un gran filón político y electoral" y los partidos estatales tendrán "mayor margen para moverse".
No obstante, a su juicio la propuesta de Quiroga "no desatascaba nada" porque proponía crear un foro igual que el que existía en el Parlamento Vasco y del que se marchó el PP, y además la izquierda abertzale no la iba a aceptar en su literalidad.
El portavoz de Sortu, Pernando Barrena, ha opinado que cuatro años después del cese de las armas "no se puede decir que la violencia es pasado, sino que sigue siendo presente" porque la emplea el Gobierno español "para fines políticos".
Ha citado como ejemplo la política de dispersión de presos y la detención de miembros de ETA que, según él, se estaban encargando del desarme, y ha indicado que la convivencia futura exigirá el reconocimiento y reparación de "todas las víctimas" y también la puesta en libertad de los presos de la banda.
Para la secretaria general de los socialistas vascos, Idoia Mendia, la postura de la izquierda abertzale, que aún no ha reconocido el daño causado, hace que los partidos vascos aún estén "varados", de ahí que "encallen" "muestras de voluntarismo" como la de Arantza Quiroga.