Ultimátum de Convergència a la CUP: o vota a Mas o elecciones en marzo
Un día después de que el número dos de Convergència avisara a los críticos de su partido que la única opción de pacto es la CUP, el mismo Josep Rull lanzó ayer un ultimátum a la formación antisistema, a la que advirtió de que o vota a favor de la investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat o de lo contrario habrá nuevas elecciones en marzo, las terceras autonómicas catalanas en tres años y medio. Si el actual presidente en funciones no puede continuar, «los ciudadanos tendrán que volver a hacer de árbitro», zanjó Rull.
Los convergentes están convencidos de que un paso atrás de Mas, como pide la CUP, sería un error, ya que «el espacio del soberanismo se reduciría e imposibilitaría la culminación con éxito» del proceso independentista. Rull recordó en este sentido a los anticapitalistas que no tiene sentido «servir en bandeja la cabeza» que los contrarios a la secesión quieren «abatir».
Después de una semana de fuertes tensiones en Convergència y en el Gobierno catalán a cuenta del acuerdo con la CUP sobre la declaración secesionista, la postura del partido de Mas empieza a cambiar. Por primera vez, se mostró ayer dispuesto a fijar líneas rojas en la negociación con la izquierda radical, una posición rechazada hasta la fecha por la cúpula convergente y que reclamaban los sectores críticos, como los consejeros de la Generalitat que están más incómodos con la CUP. Convergènca defendía hasta la fecha a Mas a capa y espada, pero había evitado las posiciones maximalistas, para favorecer las conversaciones. Ahora es o Mas o elecciones. De momento nadie habla, al menos en público, de sustitutos del presidente catalán.
El giro en el discurso de la formación también le llevó a reconocer las diferencias internas, negadas un día antes. Rull tiró de eufemismos, habló de «aproximaciones diferentes» respecto a cómo abordar el proceso, y no negó que en el partido existan «sectores», aunque afirmó que la dirección está al 100% con Mas y su estrategia. No dicen lo mismo los críticos, disconformes con la velocidad y el radicalismo del proceso.
Pero ahora toda la presión recae sobre el partido anticapitalista, que insiste en no investir a Mas aunque el precio a pagar sea el de las nuevas elecciones.