El independentismo acelera para que la declaración de ruptura se apruebe el lunes

La política catalana vuelve a estar pendiente de una fecha simbólica: el 9N. Ese es el día, el lunes que viene, en el que Junts pel Sí y la CUP prevén aprobar la declaración de inicio del proceso hacia la creación de un Estado catalán independiente. El mismo día en que, además, el Parlamento catalán celebrará la primera sesión de investidura del presidente de la Generalitat.

El independentismo está haciendo todo lo que está en su mano, incluso llevar el reglamento de la cámara al límite, para que la tramitación de la resolución que marcará el arranque de la ruptura con el resto de España sea la primera iniciativa política que adopte el Parlamento en el recientemente estrenado curso político. Hay motivos de índole simbólico, que quedó claro «de qué va esta legislatura», según afirmó ayer la portavoz de Junts pel Sí, Marta Rovira. «Tenemos el acuerdo político de comenzar con un debate sobre el mandato obtenido el 27S», añadió. Sin embargo, en el fondo de las prisas que se están dando Convergència y Esquerra en la tramitación de la propuesta están las negociaciones con la CUP para la investidura del presidente de la Generalitat y la formación de Gobierno. La izquierda radical quiere un compromiso formal de que Junts pel Sí va en serio con su apuesta secesionista y no hay mejor aval que aprobar una declaración solemne que compromete la acción política del futuro Gobierno catalán antes de votar al presidente de la Generalitat.

Lo que está por ver es si impulsar esta resolución, que dice que el «Parlamento catalán y el proceso de desconexión no se supeditarán a las decisiones de las instituciones del Estado, en concreto el Constitucional», será suficiente para que la CUP vote a favor de la investidura de Mas el lunes que viene o si, con su aprobación, lo único que obtendrá Junts pel Sí es el compromiso de la formación anticapitalista de seguir negociando con vistas a futuras votaciones (Mas tiene de plazo para ser elegido hasta el 9 de enero).

Inquietud

La CUP, que el sábado fijará su posición respecto a la investidura del lunes en una asamblea, marca la agenda de Junts pel Sí en el inicio de la legislatura, lo que empieza a inquietar en sectores diversos del independentismo. Y las conversaciones entre ambas formaciones determinan el calendario, de ahí que la presidenta de la cámara catalana, Carme Forcadell, esté forzando al máximo el ritmo parlamentario. Hasta el punto de que este martes desoyó las reclamaciones de la oposición y tiró por la calle del medio para asegurarse de que el viernes que viene la junta de portavoces fije la fecha definitiva de la votación de la declaración soberanista.

El lunes

A pesar de que todos los grupos de la oposición (Ciudadanos, PSC, Catalunya sí que es Pot y PP) consideraban que la presidenta del Parlamento estaba vulnerando el reglamento de la cámara, porque el grupo del PP aún no está constituido, Forcadell convocó la junta de portavoces (sin el PP). Era el requisito indispensable para que más tarde se reuniera la mesa del Parlamento y decidiera, con la mayoría absoluta de Junts pel Sí, desbloquear la paralización de la declaración de inicio del proceso hacia la república catalana. La tramitación, por tanto, continúa. Con toda seguridad, el pleno y la votación del texto se celebrará el próximo lunes por la mañana, horas antes de la primera sesión de investidura del presidente de la Generalitat. La fecha y hora del pleno la fijará una reunión de la junta de portavoces, el próximo viernes, esta vez sí con el PP, que tiene de plazo para constituirse como grupo ese mismo día.

Los cuatro partidos de la oposición cargaron con dureza contra Forcadell y afirmaron que la reunión de la junta de portavoces no tiene validez. Forcadell, en cualquier caso, defendió la legalidad de su decisión.