Diario de León

La CUP comunica a la presidenta del Parlament que no investirá a Mas

Neus Munté se perfila como alternativa para desbloquear las negociaciones.

Los miembros de la CUP, Gabriel y Baños, se reunieron ayer con Carme Forcadell.

Los miembros de la CUP, Gabriel y Baños, se reunieron ayer con Carme Forcadell.

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cristian reino | barcelona
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El proceso independentista catalán está tan plagado de contradicciones que cuando más lejos ha llegado con la declaración de ruptura puede encontrarse sin un Ejecutivo que la ponga en marcha. La política catalana sigue encallada por la investidura de Artur Mas y todo hace indicar que continuará bloqueada a no ser que Mas o la CUP rectifiquen.

De momento, la formación anticapitalista oficializó ayer ante la presidenta de la Cámara catalana, Carme Forcadell, que no apoyará la investidura del líder convergente. Forcadell inició la ronda de contactos con los grupos de cara a la celebración el lunes que viene de la primera sesión de investidura. El diputado de la CUP Antonio Baños confirmó que sus compañeros de grupo se abstendrán o votarán en contra, lo que ya anticipa que Mas no saldrá elegido en primera votación. Siempre y cuando no se produzca un ‘tamayazo’ histórico, que el portavoz de la confluencia de Podemos e Iniciativa, Lluís Rabell, negó al 100% en su grupo, después de que cinco de los once diputados de Catalunya Sí que es Pot respaldaran la investidura de Forcadell, un gesto disparó la rumorología respecto a la votación de Mas.

Los negociadores de Junts pel Sí y de la formación anticapitalista son optimistas, o al menos esa es la impresión que intentan transmitir, aunque las conversaciones siguen encalladas en la figura del líder de Convergència. «No votaremos a Mas», dijo Baños tras reunirse con Forcadell. El portavoz de la CUP apuntó que entre votar a Mas y hacer descarrilar el proceso «hay un margen muy amplio». «Hay muchas opciones para poder desbloquear este momento», expresó.

La elección del dirigente convergente es a día de hoy una línea roja, al menos para Convergència, lo que imposibilita el acuerdo. Sobre todo, porque la CUP no da señales de que vaya a entregar la cuchara. Sus decisiones son imprevisibles, pero si lo hiciera podría enfrentarse a una grave crisis interna, por lo que la determinación final cada vez más depende del presidente de la Generalitat en funciones. Si se aparta, quedará como el héroe que fue capaz de autoinmolarse por el bien de la patria y la causa independentista. El secesionismo, por ello, suspira por que el dirigente nacionalista se saque un nuevo conejo de la chistera, como hizo con la pregunta del referéndum, con el 9N o con la candidatura de Junts pel Sí para el 27S. Ese as en la manga podría ser Munté, ella lo niega, aunque antes de quemar todas las naves, Junts pel Sí tendrá que calibrar si le interesa ceder en todo ante la CUP o si es preferible acudir de nuevo a las urnas.

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