Rajoy y Sánchez congelan sus diferencias sobre Cataluña
El líder de la oposición relega, en su segunda cita en La Moncloa, la búsqueda de una «solución política» hasta después del 20-D.
No había, en realidad, demasiada necesidad de un nuevo encuentro entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. No, si de lo que se trataba era de abordar el contenido del recurso que hoy planteará el Gobierno ante el Tribunal Constitucional para suspender la declaración independentista del Parlamento de Cataluña. Ya el lunes quedó claro que iban a estar de acuerdo y, de hecho, bastaron 45 minutos para solventar el trámite
Pero las imágenes y los gestos tienen a menudo en política más fuerza que cualquier palabra y si algo podía apuntalar el mensaje de que, ante una seria amenaza para la unidad de España, el presidente del Gobierno y el líder de la oposición están dispuestos a aparcar sus diferencias ideológicas, era un nuevo apretón de manos en La Moncloa.
El primero, tan solo un día después de que Junts pel Sí y la CUP registraran en la cámara autonómica la moción sobre la que pretenden erigir una república catalana independiente, no quedó del todo redondo. Sobre todo para el líder de la oposición.
Sánchez fue el primer dirigente político en ser recibido por Rajoy para hacer un frente común en defensa del orden constitucional —después le seguirían Albert Rivera (Ciudadanos), Pablo Iglesias (Podemos), Alberto Garzón (IU), Andrés Herzog (UPyD) y Josep Antoni Duran i Lleida (Unió)—, pero el secretario general del PSOE fue el único que no compareció públicamente para dar cuenta de lo hablado y se limitó a difundir un comunicado de apenas tres frases, pactado con el Ejecutivo, en el que decía haber acordado actuar de manera «coordinada» frente al desafío de los independentistas.
Apenas unas horas antes, durante la presentación de la propuesta de reforma constitucional con la que se presenta a las elecciones del 20 de diciembre, había insistido, además, en que la ley no basta y en que la respuesta jurídica debe ir acompañada de diálogo político para desencallar la situación. Una manera de marcar distancias claras respecto a la posición del PP. Este martes enmendó errores. No sólo ofreció una larga rueda de prensa en la que no dejó pregunta sin responder —Rajoy no consideró necesario esta vez ya hacerlo—, sino que se esmeró en aclarar que en este momento delicado para España prefiere centrarse en «subrayar las coincidencias con el Gobierno» a remarcar las diferencias. «La voluntad del PSOE es caminar juntos», afirmó con rotundidad.
Los socialistas mantienen que su propuesta de federalizar el modelo autonómico puede servir para encauzar los anhelos de buena parte del pueblo catalán de ver mejor reconocidos en la Constitución su sentimientos identitarios, pero el joven dirigente ha tomado nota de lo que, el pasado día 28, le dijeron los principales barones de su partido —desde Susana Díaz a Javier Fernández, pasando por Emiliano García-Page o incluso el catalán Miquel Iceta— y ahora admite que no es el momento de centrarse en ella. Legalidad y política «Lo importante es el apoyo al recurso del Gobierno y una vez que se asegure la legitimidad democrática, a partir del 21 de diciembre —dijo en señal de que no se hará electoralismo con este asunto— debemos resolver la crisis política en Cataluña».