Esquerra cierra filas con Mas y pide generosidad a la CUP en la investidura
El independentismo confía en el acuerdo aunque se impacienta ante la incertidumbre.
La moral de la tropa independentista anda bastante tocada como consecuencia de la actual situación de bloqueo por la incapacidad de Convergència y de la CUP de ponerse de acuerdo para formar un gobierno. La euforia inicial, tras la aprobación de la declaración de inicio del proceso, se ha convertido en impaciencia, con el fantasma del adelanto electoral sobrevolando, lo que está abriendo grietas en todos los frentes, tanto en Junts pel Sí, como en Convergència, en la ANC o en la CUP.
Esquerra, casi el único actor del soberanismo que de momento no tiene frentes internos abiertos, abandonó ayer su posición casi ausente en la disputa entre Convergència y la CUP, convocó una reunión de urgencia de su ejecutiva y en un mensaje claro dirigido al partido antisistema cerró filas en torno a Mas, el «único candidato» a la Presidencia a la Generalitat que contemplan los republicanos. Esquerra pidió a los anticapitalistas que acepten a Mas como futuro presidente. «ERC tiene un único candidato, que es y será Artur Mas», afirmó Oriol Junqueras.
El presidente de Esquerra, al que se le había acusado de una cierta pasividad en la confrontación entre Convergència y la CUP, aseguró que hará todo lo que pueda para desbloquear la investidura. Horas antes, el candidato al Congreso de los republicanos, Gabriel Rufián, había hecho un llamamiento al «pragmatismo y a la generosidad de la CUP».
Por aquello de repartir culpas, los republicanos también reprocharon a Convergència la presión que ejerce sobre los antisistema. En las filas republicanas ha molestado el tono que han utilizado sus compañeros de coalición contra la CUP, lanzando ultimátums y rebajando el alcance del proceso. Por ello, reclamaron a sus socios moderación en el lenguaje porque el ruido no ayuda en las negociaciones.
Son las primeras diferencias que trascienden en el ámbito de Junts pel Sí, donde existe preocupación ante la posibilidad de que todo acabe en elecciones en marzo, en las que tienen poco que ganar y mucho que perder. En Esquerra, aun así, confiaron en el acuerdo con la izquierda radical. «No solo es posible, sino probable», auguró Junqueras. «El no acuerdo -añadió- sería un fraude a la ciudadanía».
En Convergència, que rebajaron el tono crítico con la CUP de días anteriores, también se mostraron optimistas. En cualquier caso, las aguas bajan revueltas en el partido de Artur Mas. Días después de que trascendiera que casi la mitad del Gobierno es crítico con la estrategia de Mas de buscar un acuerdo con los anticapitalistas y antieuropeos, el ex consejero Antoni Fernández Teixidó, del ala más conservadora de Convergència, anunció que deja el partido por sus discrepancias respecto a la hoja de ruta, la resolución independentista y la aproximación a la CUP. Teixidó da voz a los sectores moderados del nacionalismo, que llevan semanas afirmando que prefieren elecciones antes que continuar con la huida hacia adelante de la mano de la formación asamblearia.