Diario de León

Gallardón apela a la labor de servicio de la política frente a su degradación

El ex ministro de Justicia rompió por Manuel Cobo su promesa de evitar actos públicos.

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M. Félix | Ponferrada
Ponferrada

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El ex ministro de Justicia, ex alcalde y ex presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, confesó ayer que rompía en Ponferrada la promesa que se hizo a sí mismo cuando dejó el Gobierno de España: no protagonizar más un acto público. El motivo no fue otro que respaldar a su amigo y colaborador, el berciano Manuel Cobo, junto con el resto de los integrantes de la lista del PP al Congreso y al Senado por la provincia de León. En una comida con dos centenares de simpatizantes, militantes y políticos populares, Gallardón aseguró que la de Ponferrada sería la última vez que incumpliría dicha promesa.

A la hora de los postres, el político madrileño no se prodigó en muchos mensajes políticos. Básicamente dos. Uno, poner de manifiesto la degradación y devaluación que está experimentando la política en España. Y dos, tras reivindicar la dignidad de la política, señalar lo que calificó como los «componentes durísimos», no sólo de los problemas económicos, si no de la «convivencia de los españoles» entre los que piensan diferente.

No vio el debate

Gallardón confesó a los periodistas que no vio el bronco debate televisivo del lunes entre Rajoy y Sánchez. Dijo que ahora existe «una realidad radicalmente distinta» a la de otras campañas electorales y, después de leer y ver lo que se ha publicado de la confrontación entre los dos primeros espadas de la política nacional, cree que «el debate va a tener influencia importante en la decisión política del próximo domingo». No precisamente la que, según Gallardón, creen los socialistas que van a tener.

A Gallardón no le gustan las circunstancias en las que se está produciendo el debate político en España, precisamente por esa degradación de la política, pero estima que hay que seguir adelante y mantenerse firme en la dignificación de esta labor pública. A los alcaldes presentes y resto de cargos públicos, que creen en su proyecto político, les dijo que tienen motivos suficientes como para «estar orgullosos y pensar que la política no es una tarea indigna». Por eso, destacó que la labor política debe seguir siendo «una tarea de servicio por un impulso rebelde transformador».

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