De reservado profesor de Ciencia Política a la llave del Gobierno
En apenas dos años Pablo Iglesias ha pasado de ser un profesor de Ciencia Política que se dio a conocer en tertulias de televisión a ser el líder del partido que más escaños ha conseguido en la historia de la democracia por detrás de PSOE, PP y UCD. Quienes mejor lo conocen mantienen que desde pequeño ya se vio en él a que iba para ‘animal político’. No se llama Pablo Iglesias por casualidad, como él mismo no se cansa de recordar siempre que tiene ocasión. También ha confesado alguna que otra vez que en la universidad le hubiese gustado estudiar Historia o Filosofía, pero que se inclinó por Derecho porque era el mejor camino para poder cambiar las cosas.
Pablo Iglesias ha procurado mantenerse fiel a sí mismo en el camino que le ha llevado de las aulas a la Cámara baja. Continúa viviendo en el modesto piso de Vallecas que heredó de su tía abuela. Y ya ha avisado de que de ningún modo piensa deshacerse de la coleta que le acompaña desde hace años, pese a que sí aceptó en su día quitarse el pendiente que llevaba en la oreja.
Su repentina popularidad ha chocado con su carácter reservado. El crecimiento de Iglesias y Podemos ha sido fulgurante desde que en enero de 2014 se presentase el proyecto político ante poco más de un centenar de personas en un modesto teatro del barrio madrileño de Lavapiés. La primera campanada de Podemos se produjo en las europeas de ese mismo año. Y la consiguió sin apenas medios materiales. En las elecciones municipales de mayo pasado llegó el segundo gran éxito. A lo largo del proceso de constitución del partido Pablo Iglesias demostró que puede ser implacable. Uno tras otro eliminó de su camino a todo aquél que osó plantarle cara de puertas a dentro