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unidad popular (IU)

Garzón se queda sin grupo en las Cortes pero gana peso en los pactos

El panorama de alianzas otorga valor. a los restos que no fagocitó Podemos.

El líder Unidad Popular-Izquierda Unida, Alberto Garzón, tras su intervención.

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Melchor Sáiz-Pardo | MADRID
León

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Alberto Garzón lo repitió como un mantra durante toda la recta final de la campaña. Unidad Popular (UP) no estaba desahuciada. Es más, que aspiraba a un grupo parlamentario propio y a ser determinante en la formación de futuros pactos. Y al final hubo una cal y una de arena. La coalición encabezada por Izquierda Unida fue barrida por Podemos en todos sus feudos tradicionales, convirtiendo a UP en una fuerza muy minoritaria en el Congreso. Y, sin embargo, la formación tendrá bastante influencia en un panorama de pactos tan apretado, en el que los dos diputados de UP cobran un valor extraordinario en la configuración de mayorías progresistas junto a Podemos y al PSOE. UP solo consiguió representación en la Comunidad de Madrid, donde obtuvo el escaño el propio Alberto Garzón y el de su número 2, Soledad Sánchez Maroto. Dos parlamentarios que quedan muy lejos de los cinco necesarios para el ansiado grupo en el palacio de la Carrera de San Jerónimo, salvo que a última hora algún diputado de En Comú Podem o En Marea se sumen para darles un grupo en el Congreso.

Unión Popular sabía que, tras la irrupción de Podemos y las fugas internas (consentidas y no tanto) al proyecto de Pablo Iglesias, era imposible repetir los once diputados que en 2011 sacó la Izquierda Plural de Cayo Lara. Pero Garzón y los suyos esperaban que el descalabro no fuera tan grande. Y es que sus otrora plazas fuertes le dieron la espalda. Todas. Sin excepción alguna. Ni un solo diputado en Asturias, ni en Barcelona (donde perdieron sus tres diputados), ni en Málaga, ni en Sevilla, ni en Valencia, ni en Zaragoza... También le falló a UP la otra gran baza en la que fiaba la remontada: una participación mucho más alta, que movilizara a una izquierda abstencionista a última hora. Al final, la coalición liderada por el joven político malagueño cosechó algo más de 916.000 votos frente a los 1.686.040 sufragios que arrastró Cayo Lara en 2011. Hace cuatro años Izquierda Unida-Los Verdes sumaron el 6,92% del electorado mientras ahora Garzón solo pudo arañar un 3,68% de las papeletas.

Los resultados de Garzón son incluso peores que el mayor batacazo conocido hasta ahora por la coalición progresista, cuando en 2008 Gaspar Llamazares solo consiguió dos diputados con el 3,77% de los votos con 969.946 votos.

Garzón, tras conocer los datos, se quejó de «castigo severo» que la ley electoral, una vez más, había dado a su formación, que ha necesitado más de 400.000 votos para conseguir cada uno de los dos escaños. El candidato de Izquierda Unida no se mostró exultante, ni mucho menos. Admitió su decepción por no haber conseguido el 5% de los votos, reconoció su frustración por no haber conseguido grupo propio en el Congreso y mostró su tristeza por el hecho de que los resultados no han supuesto la defunción del «bipartidismo».