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EL ANÁLISIS

Una sombra donde se antoja difícil gobernar

Publicado por
josé blanco | madrid
León

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Se hablaba de jornada histórica, del inicio de un nuevo tiempo, de una nueva etapa política, de una jornada de cambio. Y la realidad es que las elecciones del 20 de diciembre han alumbrado un Parlamento mucho más fragmentado, han mordido con fuerza al bipartidismo y han trocado a los emergentes en emergidos.

Pero lo que ha sembrado también es una sombra de ingobernabilidad desconocida en las últimas décadas de democracia. Por vez primera hay un riesgo real de que ningún candidato consiga los apoyos suficientes para ser investido presidente y eso conlleve a la repetición de los comicios. La alternativa a esa salida extrema no tiene más camino que los pactos. Unos acuerdos que han sido también necesarios en otras ocasiones pero que esta vez suponen un desafío ante el que muchos, pronosticando la venda antes que la herida, ya invocaban aquel espíritu de la Transición que permitió el entendimiento.

Hoy el reloj se pone en marcha. El tic-tac que auguró Pablo Iglesias para Mariano Rajoy como señal de una cuenta atrás para su salida de la Moncloa se pone hoy en marcha. No para que el presidente del Gobierno vaya haciendo las maletas, sino para que todos los partidos, después de sus palabras en campaña, ahora pasen a los hechos. Es hora de retratarse. Rajoy ha ganado. Nadie puede ponerlo en duda al haber sido el PP el partido más votado. Pero en las concertinas de una dura legislatura, con medidas económicas que él mismo reconoce que han sido impopulares se ha dejado 63 escaños de su mayoría absoluta de hace cuatro años.

Si la legislatura pasada ha sido realmente difícil por las terribles consecuencias de la crisis económica, la que llega puede ser un calvario para el presidente que llegue.