Sánchez reta a los barones del PSOE y habla con Iglesias de su programa
Díaz trabaja en una resolución que podría tumbar al secretario general en el Comité Federal.
El pulso es fuerte, más que cualquiera de los que, de manera más o menos soterrada, han mantenido Pedro Sánchez y Susana Díaz desde tan solo unos meses después de que el diputado madrileño llegara a la secretaría general del PSOE. Y, sobre todo, de consecuencias más severas. El aún líder de los socialistas volvió a demostrar el jueves que por fuerte que sea el enemigo planteará batalla hasta el final y, pese a la rebelión de los principales barones de su partido contra su estrategia de pactos, trasladó telefónicamente a Pablo Iglesias su intención de formar un «Gobierno progresista» si la investidura de Rajoy fracasa; algo inevitable salvo que él cambie su voto.
Nada le importaron las advertencias de Susana Díaz en la cadena Ser, o los mensajes de otros líderes territoriales como el manchego Emiliano García-Page, el asturiano Javier Fernández, el extremeño Guillermo Fernández Vara, el aragonés Javier Lambán o el valenciano Ximo Puig, que fue muy explícito en una entrevista en el diario Las Provincias . Todos ellos trabajan en una resolución que pretenden someter a votación en el Comité Federal que celebra el lunes el partido para cerrar el paso a un acuerdo con Podemos.
El problema no es tanto Podemos en sí, en el que muchos de ellos se han apoyado para formar Gobierno en sus respectivas autonomías, como su exigencia de celebrar un referéndum sobre la independencia de Cataluña. Pero, sobre todo, la traba es que ni todas las fuerzas de izquierda de la cámara, entre las que habría que incluir a los secesionistas de Esquerra (de los que el PSOE ahora abomina) sumarían mayoría absoluta.
En el entorno de Sánchez apuntan que ciertamente no hay peligro de que un pacto así se produzca, pero argumentan que es bueno hacer ver a los electores de izquierdas que el escollo no es su falta de voluntad de poner en marcha un proyecto marcadamente social sino el deseo de otros de cuestionar la unidad de España. El enorme grado de desconfianza interna hacia el secretario general lo complica, sin embargo, todo.
Impertérrito a las críticas, y después de que Díaz hubiera advertido de que la estrategia de alianzas no la marca él, como dijo el miércoles en rueda de prensa, sino el Comité Federal (el máximo órgano del PSOE entre congresos), Sánchez mantuvo el día de Nochebuena sendas conversaciones con Albert Rivera y Pablo Iglesias. Del encuentro con el líder de Ciudadanos, la dirección socialista ofreció pocos datos, más allá de que su líder trasladó al de la formación centrista que tratará de «agotar todas las posibilidades» antes de resignarse a unas nuevas elecciones. Pero de la charla de 25 minutos con el líder de Podemos contó algo más; suficiente para saber que uno y otro llegron a hablar de qué puntos considerarían esenciales en un programa de Gobierno.