Diario de León

Sánchez se mantiene en su ‘no’ al PP mientras lucha contra el asedio de sus barones

El líder del PSOE ignora las presiones, que empiezan a suavizarse, para un congreso en febrero o marzo.

El secretario de Organización del PSOE, César Luena, ratificó ayer el ‘no’ a Rajoy.

El secretario de Organización del PSOE, César Luena, ratificó ayer el ‘no’ a Rajoy.

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agencias | madrid / palma
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Ni siquiera compareció él para responder al último ofrecimiento de Mariano Rajoy. Pedro Sánchez delegó en su número dos, César Luena, para que, en una rueda de prensa en la sede del PSOE, reiterara su ‘no’ sin matices a la investidura de cualquier dirigente del PP. Ese es un asunto que los socialistas dan por amortizado. No hay nadie que defienda otra postura, ni críticos ni oficialistas. Y el secretario general de los socialistas sabía que ponerse ante las cámaras solo serviría para tener que hablar de la guerra que se vive en su partido.

Cuando hay batalla es habitual que el líder se sirva de su escudero. Son los secretarios de Organización quienes enseñan los dientes y vierten advertencias, así que fue Luena quien, tras justificar su postura institucional –«Rajoy es inmovilismo, imposición y desigualdad»-, bajó al barro de lo orgánico. Ni un paso atrás. La amenaza (nunca formulada en voz alta) de forzar la convocatoria de un nuevo Comité Federal extraordinario para poner ya la fecha del próximo congreso del partido no ha hecho a Sánchez reconsiderar su postura. Al contrario.

Luena se mostró retador. «El congreso será cuando los intereses generales de España así lo aconsejen. Dije orientativamente en primavera y no ha cambiado nada. Los plazos de la dirección siguen siendo los mismos», dijo. Y algo más: «Ese es el sentir mayoritario de los órganos intermedios del partido».

Esa última referencia no venía a humo de pajas. Los críticos amenazaron el lunes con recoger firmas para poder celebrar el mencionado Comité Federal -necesitan el aval de un tercio de los miembros, unos 80- y presentarlas si en el plazo de cuatro días Ferraz no daba su brazo a torcer. Pero, incluso en el supuesto de que lo hagan, después tienen que conseguir imponer su criterio, que no es otro que el de que el congreso se celebre en febrero o como mucho en marzo. Y el núcleo duro de Sánchez discute que tengan el apoyo suficiente.

A priori la fortaleza de los barones ‘amotinados’, con Susana Díaz a la cabeza, podría parecer superior porque, aunque sea gracias a pactos con Podemos y otras fuerzas, la mayoría están gobernando y eso siempre aglutina. Los oficialistas sostienen, sin embargo, que no hay ninguna federación que esté unida al cien por cien y están convencidos de tener el apoyo de importantes líderes provinciales. Suficiente, creen incluso, como para aguantar el pulso y ganarlo.

El caso es que el frente de los barones no actúa exactamente unido. El lunes sólo el asturiano Javier Fernández dijo a las claras, en el Comité Federal, que el congreso tenía que ser «cuando toca», o sea, como mucho en dos meses; el resto titubeó (sin contar a Díaz que no dijo nada del asunto para no quedar señalada como parte interesada). Pero, además, ayer, el valenciano Ximo Puig ya aseguró que eso de que el congreso sea en primavera le parece bien. En su entorno aseguran que no se moverá para forzar otra cosa.

No es el único que matiza su postura. El extremeño, Guillermo Fernández Vara, dejó claro ayer que tenía dudas sobre la conveniencia de que el partido estuviera recogiendo avales para sus candidaturas a la secretaría general mientras se produce el debate de investidura. Y al castellano-manchego, Emiliano García-Page, partidario de que las cosas se puedan solucionar por la vía del acuerdo, tampoco le parece mal que la cita para renovar o elegir un nuevo liderazgo tenga lugar después del 21 de marzo. Según fuentes próximas, la clave está, en realidad, en que se pueda celebrar antes de que haya unas nuevas elecciones.

Porque los barones creen que, con la condición impuesta a Sánchez para que no se siente a negociar una investidura con Podemos si no renuncia de antemano al referéndum en Cataluña, los comicios en mayo son cosa hecha. Los ‘sanchistas’ admiten que el pacto no es fácil, pero no tirán la toalla.

«Sin líneas rojas»

El PSOE balear considera que su candidato a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, debe tener autonomía para negociar su investidura «sin líneas rojas», como lo hizo el partido en las islas para conformar un ejecutivo regional de izquierdas con el respaldo de Podemos.

Aunque ha subrayado que la dirección balear comparte el acuerdo del Comité Federal de que el PSOE no negocie con Podemos si no renuncia al referéndum sobre la independencia de Cataluña, la portavoz de los socialistas isleños, Pilar Costa, ha considerado que «sería contradictorio» que Sánchez no tuviera el margen de maniobra que permitió el acuerdo de gobernabilidad en Baleares.

«Lo que decimos es: vamos a intentarlo y sentarnos a negociar», ha incidido Costa tras la reunión de la directiva autonómica respecto a la posibilidad de que el PSOE trate de formar Gobierno si el PP no logra los respaldos suficientes para volver a investir presidente a Mariano Rajoy.

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